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Romance. Drama. Comedia
Pauline es una adolescente de 15 años que pasa un verano en la costa atlántica francesa con su prima Marion. Marion se encuentra allí con Pierre, un antiguo amigo, que se siente atraído por ella. Sin embargo, Marion prefiere al aventurero Henri, aunque sabe que su relación con él será efímera. Mientras, también Pauline tiene un romance... Tercera entrega de la serie "Comedias y proverbios" de Rohmer. (FILMAFFINITY)
21 de mayo de 2009
33 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tercera entrega de la serie “Comedias y proverbios”, del realizador Éric Rohmer. El guión es original del propio Rohmer. Se rueda en escenarios reales de Granville, Plage Granville y alrededores (Baja Normandía, Francia). El film gana el Oso de plata (director) del Festival de Berlin y el Premio Méliès 1983. Producido por Margaret Menégoz para les films Ariane y Les Films du Losange, se proyecta por primera vez en público en febrero de 1983 (Festival Berlin).
La acción dramática tiene lugar en la playa Granville y alrededores (Granville, Normandía) en los primeros días de septiembre de 1982. Marion (Dombasle), de 30 y pocos años, recién divorciada, diseñadora de modas, acude a la casa familiar de veraneo para pasar unos días de vacaciones en compañía de su prima Pauline (Langlet), de 15 años. En la playa se encuentran con Pierre (Greggory), antiguo aspirante a novio de Marion y conocen a Henry (Atkine), Sylvain (Brosse) y Louisette (Rosette). Marion es atractiva, tiene un cuerpo espléndido, confía en lo imprevisto y desea encontrar un amor para siempre. Pauline es discreta, callada y sensible. Pierre es reservado, celoso y posesivo. Henry, etnólogo, divorciado y padre de una niña de pocos años, es de espíritu aventurero, librepensador, hedonista y egocéntrico. Sylvain es un adolescente algo tímido que simpatiza con Pauline. Louisette es una guapa y coqueta vendedora ambulante de golosinas.
El film suma drama, comedia y romance. El tema central viene dado por el amor y todo lo que le rodea: pasiones, ardores de verano, egoísmos, contradicciones, desconciertos, engaños, ambigüedades, preferencias, rechazos, decepciones, ilusiones, etc. Se trata, además, del deseo, la amistad, la lealtad, el sexo, la juventud, la adolescencia, etc. Preocupan cuestiones relacionadas con las diferencias que se dan entre la palabra y su significado, el pensamiento y la acción, la apariencia y la realidad, lo que se dice y lo que se piensa, el amor verdadero y el pasajero, el amor para siempre y la aventura de verano, etc.
Se habla de las relaciones entre deseo y belleza. Ésta constituye un importante factor de pulsión del deseo ajeno, pero no siempre es el factor decisivo. A veces la perfección física de uno agobia a la pareja, la fatiga, la abruma o incluso la oprime. El deseo se ha de cultivar e incentivar. El deseo necesita tiempo para emerger, manifestarse, crecer y consolidarse. La belleza, que no se sustrae a esta regla, no debe ser precipitada ni impaciente.
El proverbio que glosa el film, enunciado antes de que comience la acción, dice: “Qui trop parole, else mes fait” (Quien habla de más, se hace daño a si mismo). Se ilustra con un pasaje en el que un protagonista enojado y en situación de descontrol emocional se va de la lengua y habla de más con quien no debe hacerlo. El resultado viene a confirmar la verdad del proverbio.
(Sigue en el “spoiler” sin desvelar partes del argumento)
La acción dramática tiene lugar en la playa Granville y alrededores (Granville, Normandía) en los primeros días de septiembre de 1982. Marion (Dombasle), de 30 y pocos años, recién divorciada, diseñadora de modas, acude a la casa familiar de veraneo para pasar unos días de vacaciones en compañía de su prima Pauline (Langlet), de 15 años. En la playa se encuentran con Pierre (Greggory), antiguo aspirante a novio de Marion y conocen a Henry (Atkine), Sylvain (Brosse) y Louisette (Rosette). Marion es atractiva, tiene un cuerpo espléndido, confía en lo imprevisto y desea encontrar un amor para siempre. Pauline es discreta, callada y sensible. Pierre es reservado, celoso y posesivo. Henry, etnólogo, divorciado y padre de una niña de pocos años, es de espíritu aventurero, librepensador, hedonista y egocéntrico. Sylvain es un adolescente algo tímido que simpatiza con Pauline. Louisette es una guapa y coqueta vendedora ambulante de golosinas.
El film suma drama, comedia y romance. El tema central viene dado por el amor y todo lo que le rodea: pasiones, ardores de verano, egoísmos, contradicciones, desconciertos, engaños, ambigüedades, preferencias, rechazos, decepciones, ilusiones, etc. Se trata, además, del deseo, la amistad, la lealtad, el sexo, la juventud, la adolescencia, etc. Preocupan cuestiones relacionadas con las diferencias que se dan entre la palabra y su significado, el pensamiento y la acción, la apariencia y la realidad, lo que se dice y lo que se piensa, el amor verdadero y el pasajero, el amor para siempre y la aventura de verano, etc.
Se habla de las relaciones entre deseo y belleza. Ésta constituye un importante factor de pulsión del deseo ajeno, pero no siempre es el factor decisivo. A veces la perfección física de uno agobia a la pareja, la fatiga, la abruma o incluso la oprime. El deseo se ha de cultivar e incentivar. El deseo necesita tiempo para emerger, manifestarse, crecer y consolidarse. La belleza, que no se sustrae a esta regla, no debe ser precipitada ni impaciente.
El proverbio que glosa el film, enunciado antes de que comience la acción, dice: “Qui trop parole, else mes fait” (Quien habla de más, se hace daño a si mismo). Se ilustra con un pasaje en el que un protagonista enojado y en situación de descontrol emocional se va de la lengua y habla de más con quien no debe hacerlo. El resultado viene a confirmar la verdad del proverbio.
(Sigue en el “spoiler” sin desvelar partes del argumento)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
La obra forma parte del grupo de films dedicados a las vacaciones en la playa, que proliferan en los años 60 y 70, a expensas de la expansión del turismo de masas, concentrado en estos años en el segmento de sol y playa. Un antecedente relevante de este grupo del films es el titulado “Las vacaciones del señor Hulot” (Tati, 1953), al que Rohmer rinde un discreto y sincero homenaje. Lo hace a través de detalles como el mal estado del coche de Marion, el paseo en bicicleta de Sylvain, las relaciones efímeras que se establecen entre los personajes, la desaparición voluntaria de un presunto pretendiente, la saturación de los restaurantes y la mala calidad de la comida que sirven, etc.
La afición de Rohmer por la pintura se pone de manifiesto a través de la atención que dedica a Henri Matisse (1869-1954) y de modo particular a su tela “La blusa rumana”, a la que reserva el papel de punto de partida cromático del film. Como Matisse en el cuadro, Rohmer hace uso de tres colores básicos: rojo, blanco y azul, que a la vez son los colores de la bandera francesa. Identifica a Henry con el rojo, posiblemente por ser el menos bueno de los personajes de la película. Rojo es su bañador, su albornoz y el flotador de su hija. Blancos son los pantalones del Sylvain, el bikini de Pauline y la luz que inunda el ambiente Azul es el cielo y el mar, azules son las hortensias del jardín. Rohmer trata, además, de construir sugestivas figuras con juegos de líneas horizontales y verticales, a la manera de Matisse. El cuadro está colgado en la pared del dormitorio de la hija de Henry, en el que pasa una noche Pauline.
La serie “Comedias y proverbios” consta de 6 films. Los protagonistas del film son 6. Los días efectivos de vacaciones de Pauline en la playa creo que suman 6. La narración es clara, sencilla, natural y realista. No hay estridencias ni salidas de tono. La cámara se desliza con suavidad, observa desde distancias medias y mira con ojos imparciales y veraces. La obra respira autenticidad y sinceridad. Habla con sobriedad y austeridad. La puesta en escena es espontánea y natural. Los personajes son próximos y convincentes. Se ganan la complicidad del espectador, que se siente implicado en sus historias. No faltan los toques de humor (la coquetería de Louisette), incluso del humor picante (saltos de Louisette, minibikini de Pauline).
La música, compuesta por Jean-Louis Valero, es escasa pero acertada. Ofrece composiciones festivas de verano, que animan el baile, refrescan el ambiente y animan el deseo. La fotografía, de Néstor Almendros, en color, combina composiciones de formas espléndidas (hortensias), con paisajes de gran sobriedad (playa, perspectiva de Mont Saint-Michel). Evita los artificios y busca el brillo de una realidad luminosa, cálida, tierna y sensual.
Creo que es recomendable la lectura del artículo: Antonio Santamaría, “Rohmer y la pintura”, Cahiers du Cinéma España, nº 4, septiembre 2007, Madrid.
La afición de Rohmer por la pintura se pone de manifiesto a través de la atención que dedica a Henri Matisse (1869-1954) y de modo particular a su tela “La blusa rumana”, a la que reserva el papel de punto de partida cromático del film. Como Matisse en el cuadro, Rohmer hace uso de tres colores básicos: rojo, blanco y azul, que a la vez son los colores de la bandera francesa. Identifica a Henry con el rojo, posiblemente por ser el menos bueno de los personajes de la película. Rojo es su bañador, su albornoz y el flotador de su hija. Blancos son los pantalones del Sylvain, el bikini de Pauline y la luz que inunda el ambiente Azul es el cielo y el mar, azules son las hortensias del jardín. Rohmer trata, además, de construir sugestivas figuras con juegos de líneas horizontales y verticales, a la manera de Matisse. El cuadro está colgado en la pared del dormitorio de la hija de Henry, en el que pasa una noche Pauline.
La serie “Comedias y proverbios” consta de 6 films. Los protagonistas del film son 6. Los días efectivos de vacaciones de Pauline en la playa creo que suman 6. La narración es clara, sencilla, natural y realista. No hay estridencias ni salidas de tono. La cámara se desliza con suavidad, observa desde distancias medias y mira con ojos imparciales y veraces. La obra respira autenticidad y sinceridad. Habla con sobriedad y austeridad. La puesta en escena es espontánea y natural. Los personajes son próximos y convincentes. Se ganan la complicidad del espectador, que se siente implicado en sus historias. No faltan los toques de humor (la coquetería de Louisette), incluso del humor picante (saltos de Louisette, minibikini de Pauline).
La música, compuesta por Jean-Louis Valero, es escasa pero acertada. Ofrece composiciones festivas de verano, que animan el baile, refrescan el ambiente y animan el deseo. La fotografía, de Néstor Almendros, en color, combina composiciones de formas espléndidas (hortensias), con paisajes de gran sobriedad (playa, perspectiva de Mont Saint-Michel). Evita los artificios y busca el brillo de una realidad luminosa, cálida, tierna y sensual.
Creo que es recomendable la lectura del artículo: Antonio Santamaría, “Rohmer y la pintura”, Cahiers du Cinéma España, nº 4, septiembre 2007, Madrid.