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Voto de Miquel:
8
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8.506
Intriga. Drama. Cine negro
Manny es un músico de jazz que vive apaciblemente en Nueva York con su esposa Rose y sus dos hijos pequeños. En una aseguradora, una empleada lo confunde con un ladrón que había robado allí unos días antes y lo denuncia a la policía. Comienza entonces para él una angustiosa pesadilla: es detenido y acusado de una serie de hurtos perpetrados en el barrio. Lo terrible es que todos los testigos y las pruebas caligráficas corroboran su ... [+]
28 de mayo de 2009
44 de 50 usuarios han encontrado esta crítica útil
Film realizado por Alfred Hitchcock en su etapa de mayor actividad creativa. El guión, del dramaturgo Maxwell Anderson y de Angus MacPhail, adapta el relato “The True Story of Christopher Emmanuel Balestrero”, de Maxwell Anderson. Se rueda en localizaciones de NY en las que ocurrieron los hechos (estación del metro de la 5ª Avenida, Stroke Club, Sanatorium Greemont, City Prison...) y en los Warner Studios (Hollywood, L.A., CA), con un presupuesto estimado de 1,2 M USD. Producido por Alfred Hitchcock para la Warner, se estrena el 22-XII-1956 (NYC).
La acción dramática tiene lugar en NY a partir del 14 de febrero de 1953. Manny Balestrero (Fonda), honrado padre de familia, felizmente casado, es músico de profesión y trabaja como contrabajista de la orquesta de jazz del Stroke Club, una sala de fiestas de NYC. Es confundido con el atracador que ha cometido varios robos en una agencia de una compañía de seguros y en otros establecimientos. Denunciado por error, detenido, procesado y sometido a juicio, cuenta con el apoyo de su mujer Rose (Miles), sus hijos Robert y Gregory, su hermana Olga (D’Annunzio), su cuñado Eugene (Persoff), su madre (Minciotti) y el abogado Frank O’Connor (Quayle). Tiene 45 años, lleva 9 años de casado y con frecuencia sufre apuros económicos.
El film suma crimen, cine negro, misterio y drama. Comienza con un cameo del realizador, que aprovecha para explicar que la historia que se explica es real y que sucedió en NY en 1953. Es el último film de Hitchcock filmado en B/N, si se deja aparte “Psicosis”. Es uno de los trabajos más pesimistas, sombríos e inquietantes del autor.
El tema central forma parte del conjunto de obsesiones que más preocupan e interesan a Hitchcock. La persona acusada de un delito que no ha cometido es una de las constantes de su filmografía. En esta ocasión crea en torno del suceso y de su desarrollo una atmósfera de tensión y angustia, que provoca inquietud en el ciudadano medio y, consecuentemente, en el espectador. De un modo contenido, pero comprensible, pone de manifiesto que cualquier persona normal puede ser víctima de una confusión bienintencionada, pero errónea, de consecuencias terribles. El mensaje del film añade a los datos de base elementos que agudizan la inquietud y la elevan a niveles inusuales. Cualquier ciudadano puede verse envuelto gratuitamente en errores humanos de consecuencias personales y familiares muy graves.
Hitchcock se propone crear un relato eminentemente realista. Para ello se inspira en los documentales televisivos del momento. Añade la puesta en juego de toda su capacidad creativa. Explica una historia real, filma en los mismos lugares de los hechos, dota a los personajes de gran normalidad, destaca la lógica interna de los acontecimientos, presta atención especial a la normalidad de las relaciones familiares, etc.
(Sigue en el “spoiler” sin desvelar partes del argumento)
La acción dramática tiene lugar en NY a partir del 14 de febrero de 1953. Manny Balestrero (Fonda), honrado padre de familia, felizmente casado, es músico de profesión y trabaja como contrabajista de la orquesta de jazz del Stroke Club, una sala de fiestas de NYC. Es confundido con el atracador que ha cometido varios robos en una agencia de una compañía de seguros y en otros establecimientos. Denunciado por error, detenido, procesado y sometido a juicio, cuenta con el apoyo de su mujer Rose (Miles), sus hijos Robert y Gregory, su hermana Olga (D’Annunzio), su cuñado Eugene (Persoff), su madre (Minciotti) y el abogado Frank O’Connor (Quayle). Tiene 45 años, lleva 9 años de casado y con frecuencia sufre apuros económicos.
El film suma crimen, cine negro, misterio y drama. Comienza con un cameo del realizador, que aprovecha para explicar que la historia que se explica es real y que sucedió en NY en 1953. Es el último film de Hitchcock filmado en B/N, si se deja aparte “Psicosis”. Es uno de los trabajos más pesimistas, sombríos e inquietantes del autor.
El tema central forma parte del conjunto de obsesiones que más preocupan e interesan a Hitchcock. La persona acusada de un delito que no ha cometido es una de las constantes de su filmografía. En esta ocasión crea en torno del suceso y de su desarrollo una atmósfera de tensión y angustia, que provoca inquietud en el ciudadano medio y, consecuentemente, en el espectador. De un modo contenido, pero comprensible, pone de manifiesto que cualquier persona normal puede ser víctima de una confusión bienintencionada, pero errónea, de consecuencias terribles. El mensaje del film añade a los datos de base elementos que agudizan la inquietud y la elevan a niveles inusuales. Cualquier ciudadano puede verse envuelto gratuitamente en errores humanos de consecuencias personales y familiares muy graves.
Hitchcock se propone crear un relato eminentemente realista. Para ello se inspira en los documentales televisivos del momento. Añade la puesta en juego de toda su capacidad creativa. Explica una historia real, filma en los mismos lugares de los hechos, dota a los personajes de gran normalidad, destaca la lógica interna de los acontecimientos, presta atención especial a la normalidad de las relaciones familiares, etc.
(Sigue en el “spoiler” sin desvelar partes del argumento)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Una vez asegurado el realismo de la historia, el realizador despliega una visión marcadamente personal y subjetiva. Puede pasar desapercibida a quien se deje llevar por las apariencias realistas. Las imágenes de la denuncia, retención, acusación, interrogatorios y encarcelamiento, están construidas de modo que crean percepciones de culpabilidad. En este sentido cabe citar la tinta que ensucia los dedos de Manny después de la impresión de las huellas digitales. El espectador advierte, aunque no la policía, que cuenta pequeñas mentiras a su mujer. Su aspecto físico se identifica con el de los compañeros de detención. Cuando se mira las palmas de las manos y a continuación las cierra, exterioriza una gestualidad que parece hablar de culpabilidad.
El conjunto del film deviene en manos de Hitchcock una historia siniestra, opresiva y trágica, que infunde sentimientos de temor, inseguridad, vulnerabilidad y fragilidad. La desconfianza en el correcto funcionamiento de la administración de la justicia, pieza fundamental del Estado de Derecho, se transforma en sentimientos de desamparo. El hecho que el imperio objetivo de la ley pueda verse sustituido por los caprichos del destino, el azar y la fatalidad, explicado por Hitchcock, provoca angustia.
Es el film en el que Hitchcock hace profesión de sus convicciones católicas con mayor claridad. No sólo presenta imágenes de crucifijos, rosarios y estampas confesionales, sino que además, no sin cierta ironía, se refiere al poder de la oración. La construcción de caracteres es excelente. Los dos protagonistas están dotados de profundidad psicológica. Las interpretaciones de Fonda y Miles, a cargo de papeles difíciles, son notables y convincentes. El final es posiblemente más ambiguo de lo que parece a primera vista. Es más, su análisis sosegado sugiere sentidos contrarios a los que se desprenden de una lectura directa.
La banda sonora, de Bernard Herrmann, combina melodías festivas y bailables en la sala de fiestas, cortes melancólicos de una composición que glosa el dolor y la angustia de los protagonistas y un brevísimo tema desgarrado y estridente, que sugiere desolación. La fotografía, de Robert Burks, colaborador habitual del realizador, en B/N, compone una narración oscura y sombría, de aires expresionistas. Se sirve de planos torcidos (plano inicial de la sala de fiestas), claustrofóbicos (prisión del Condado de Queens) y subjetivos (detención...), que informan los sentimientos de angustia de los protagonistas. Hace uso frecuente de planos medios y añade combinaciones de planos superiores (interrogatorio), planos de detalle (esposas) y encuadres explicativos (anuncio de coches, depósitos bancarios...). Para entender el final creo que se ha de prestar especial atención a los compases de la música de cierre.
Cf. Ángel Fernández Santos, “Falso culpable”, El País, 20-VI-1986.
Bill Krohn, “Alfred Hitchcock”, Cahiers du Cinéma y El País, 2007.
El conjunto del film deviene en manos de Hitchcock una historia siniestra, opresiva y trágica, que infunde sentimientos de temor, inseguridad, vulnerabilidad y fragilidad. La desconfianza en el correcto funcionamiento de la administración de la justicia, pieza fundamental del Estado de Derecho, se transforma en sentimientos de desamparo. El hecho que el imperio objetivo de la ley pueda verse sustituido por los caprichos del destino, el azar y la fatalidad, explicado por Hitchcock, provoca angustia.
Es el film en el que Hitchcock hace profesión de sus convicciones católicas con mayor claridad. No sólo presenta imágenes de crucifijos, rosarios y estampas confesionales, sino que además, no sin cierta ironía, se refiere al poder de la oración. La construcción de caracteres es excelente. Los dos protagonistas están dotados de profundidad psicológica. Las interpretaciones de Fonda y Miles, a cargo de papeles difíciles, son notables y convincentes. El final es posiblemente más ambiguo de lo que parece a primera vista. Es más, su análisis sosegado sugiere sentidos contrarios a los que se desprenden de una lectura directa.
La banda sonora, de Bernard Herrmann, combina melodías festivas y bailables en la sala de fiestas, cortes melancólicos de una composición que glosa el dolor y la angustia de los protagonistas y un brevísimo tema desgarrado y estridente, que sugiere desolación. La fotografía, de Robert Burks, colaborador habitual del realizador, en B/N, compone una narración oscura y sombría, de aires expresionistas. Se sirve de planos torcidos (plano inicial de la sala de fiestas), claustrofóbicos (prisión del Condado de Queens) y subjetivos (detención...), que informan los sentimientos de angustia de los protagonistas. Hace uso frecuente de planos medios y añade combinaciones de planos superiores (interrogatorio), planos de detalle (esposas) y encuadres explicativos (anuncio de coches, depósitos bancarios...). Para entender el final creo que se ha de prestar especial atención a los compases de la música de cierre.
Cf. Ángel Fernández Santos, “Falso culpable”, El País, 20-VI-1986.
Bill Krohn, “Alfred Hitchcock”, Cahiers du Cinéma y El País, 2007.