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Voto de Miquel:
8
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Terror. Intriga
En la costa de un pequeño pueblo del este de Estados Unidos, un enorme tiburón blanco ataca a varias personas. Por temor a los nefastos efectos que este hecho podría tener sobre el negocio turístico, el alcalde se niega a cerrar las playas y a difundir la noticia. Pero un nuevo ataque del tiburón termina con la vida de un bañista. Cuando el terror se apodera de todos, un veterano cazador de tiburones, un oceanógrafo y el jefe de la ... [+]
21 de febrero de 2009
27 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tercer largometraje de Steven Spielberg (Cincinnati, diciembre 1946), es su primer gran éxito. El guión, de Carl Gottlieb y Peter Benchley, adapta la novela de éxito “Jaws” (1974), de Peter Benchley. El monólogo de Indianápolis fue escrito por Howard Sackler, John Milius y Robert Shaw. Se rueda en escenarios naturales del Pacífico Sur (Australia), Isla Santa Mónica (CA), la isla Martha’s Vineyard y la ciudad de Falmouth (Masachusets), con un presupuesto estimado de 7 M USD. Nominado a 4 Oscar, gana 3 (sonido, banda sonora y montaje). Producido por Richard D. Zanuck y David Brown para Universal, se estrena el 20-VI-1975 (EEUU).
La acción dramática tiene lugar en la costa y el litoral de la Isla Amity (Nueva Inglaterra), centro turístico de verano situado en la costa atlántica de EEUU. La aparición de varios turistas muertos hace que el jefe de policía Martin Brody (Scheider), el oceanógrafo Matt Hopper (Dreyfuss) y el cazador Quint (Shaw) unan sus esfuerzos para identificar al responsable de las muertes, perseguirlo y reducirlo. Brody es un experto policía de NY, de servicio en Amity, que tiene miedo al mar. Hopper es estudiante universitario de buena familia. Quint es un veterano del Vietnam, con problemas emocionales y psocilógicos, que se dedica profesionalmente a la caza de tiburones.
El film suma terror, suspense, thriller, cine de catástrofes y aventuras. El realizador, un Spielberg de 28 años, construye una esmerada cinta de suspense clásico, que sigue los postulados básicos de Hitchcock. Los hechos que muestra se presentan rodeados de interrogantes e incertidumbre y el progreso de la narración descubre gradualmente referencias cada vez más inquietantes, que enfrentan al espectador con el miedo a lo desconocido. Sólo cuando el film está planteado y la acción avanzada desvela quién es el responsable de los ataques mortales a personas. Hace uso intensivo de la sugerencia: durante mucho tiempo no se ve al causante del mal, sino sólo los efectos de sus acciones.
Se ajusta a la estructura de las antiguas películas de monstruos, que juegan con lo desconocido, lo misterioso y la presencia del mal. Algunos comentaristas ven paralelismos entre “Tiburón” y “Moby Dick” (Huston, 1956), aunque la ballena representa a Dios y el tiburón encarna al diablo. En conjunto, el film aporta más angustia y terror que suspense. Contiene elementos de aventura que enfrentan a personajes ordinarios con situaciones que requieren cooperación, trabajo en equipo, la ayuda de la amistad y el apoyo del compañerismo. Algunos críticos consideran que el film constituye una variación de “El diablo sobre ruedas” (Spielberg, 1971). En todo caso, es una variación con diferencias notables, mayor intensidad y momentos culminantes de terror. Obtuvo un gran éxito de taquilla.
(Sigue en el “spoiler” sin desvelar partes del argumento)
La acción dramática tiene lugar en la costa y el litoral de la Isla Amity (Nueva Inglaterra), centro turístico de verano situado en la costa atlántica de EEUU. La aparición de varios turistas muertos hace que el jefe de policía Martin Brody (Scheider), el oceanógrafo Matt Hopper (Dreyfuss) y el cazador Quint (Shaw) unan sus esfuerzos para identificar al responsable de las muertes, perseguirlo y reducirlo. Brody es un experto policía de NY, de servicio en Amity, que tiene miedo al mar. Hopper es estudiante universitario de buena familia. Quint es un veterano del Vietnam, con problemas emocionales y psocilógicos, que se dedica profesionalmente a la caza de tiburones.
El film suma terror, suspense, thriller, cine de catástrofes y aventuras. El realizador, un Spielberg de 28 años, construye una esmerada cinta de suspense clásico, que sigue los postulados básicos de Hitchcock. Los hechos que muestra se presentan rodeados de interrogantes e incertidumbre y el progreso de la narración descubre gradualmente referencias cada vez más inquietantes, que enfrentan al espectador con el miedo a lo desconocido. Sólo cuando el film está planteado y la acción avanzada desvela quién es el responsable de los ataques mortales a personas. Hace uso intensivo de la sugerencia: durante mucho tiempo no se ve al causante del mal, sino sólo los efectos de sus acciones.
Se ajusta a la estructura de las antiguas películas de monstruos, que juegan con lo desconocido, lo misterioso y la presencia del mal. Algunos comentaristas ven paralelismos entre “Tiburón” y “Moby Dick” (Huston, 1956), aunque la ballena representa a Dios y el tiburón encarna al diablo. En conjunto, el film aporta más angustia y terror que suspense. Contiene elementos de aventura que enfrentan a personajes ordinarios con situaciones que requieren cooperación, trabajo en equipo, la ayuda de la amistad y el apoyo del compañerismo. Algunos críticos consideran que el film constituye una variación de “El diablo sobre ruedas” (Spielberg, 1971). En todo caso, es una variación con diferencias notables, mayor intensidad y momentos culminantes de terror. Obtuvo un gran éxito de taquilla.
(Sigue en el “spoiler” sin desvelar partes del argumento)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
La obra se enmarca en el contexto de una etapa en la que se pone de moda el cine de catástrofes y proliferan los films de este género. Entre ellas cabe citar a “La aventura del Poseidón” (Neame, 1972), “Terremoto” (Robson, 1974), “El coloso en llamas” (Guillermin y Allen, 1974), “Hindenburg” (Wise, 1975), etc. Identifica el mal con la voracidad, la insaciabilidad, la fuerza bruta, la agresividad, la ocultación, los ataques por sorpresa, las acciones a traición y la estupidez.
El film habla en términos de parábola de los conflictos, miedos y frustraciones de los EEUU, como el Vietnam, la amenaza nuclear, los héroes de guerra psicológicamente rotos, la presencia del mal organizado (URSS, Mafia, tráfico de estupefacientes...), los sentimientos de culpa colectivos, etc. Veladamente se refiere a las incertidumbres que, para algunos, se dan asociadas a las innovaciones y cambios culturales y sociales de los países avanzados, como la liberación sexual, la igualdad de la mujer, el retroceso de los valores tradicionales (disciplina, obediencia, sumisión...) y el auge de los valores de la nueva sociedad (innovación, creatividad, iniciativa, flexibilidad...), etc. Habla de problemas antiguos tan arraigados como el individualismo, el egoísmo, la defensa del interés particular frente al general, las perspectivas limitadas e inmediatistas a la hora de juzgar los problemas colectivos, las situaciones de riesgo que crea la propia sociedad (crisis del petróleo de 1973-78), la escasa capacidad de decisión de los políticos ante problemas nuevos y comprometidos. Ve a la naturaleza como fuente de catástrofes (terremotos, incendios...). Trata temas constantes del realizador: la relación padre/hijo, hombres ordinarios enfrentados a hechos extraordinarios, etc. El film es más complejo y denso de lo que parece: contiene varios niveles de lectura e interpretación, que dan profundidad a la historia y a la película.
La película compone una historia terrorífica, perturbadora, vibrante y angustiosa. Hace uso de imágenes impactantes (primer plano del tiburón), escenas memorables (los hombres se muestran las cicatrices bajo la cubierta del barco), secuencias inolvidables (historia del Indianápolis y de su hundimiento el 29-VI-1945) y reacciones tan gráficas como la desesperación de Quint cuando quiere olvidar cantando a grandes voces.
La música, de John Williams (“Harry Potter y la cámara secreta”, Columbus, 2002), recoge ecos de Stravinsky (“La consagración de la primavera”), Bernhard Herrmann (“Psicosis”, Hitchcock, 1960) y Bela Bartok. Compone una partitura, de 12 cortes, con un tema central de terror (contrabajo), que se asocia al tiburón y anuncia su proximidad. Destaca la descripción que hace de una larga de secuencia de lucha (“Night Search”) y el intenso suspense del “Main Tittle”. Añade varias composiciones ajenas: “Show Me The Way To Go Home” (Irving King), “I Honestly Love You” (Peter Allen) y “Spanish Ladies” (tradicional).
El film habla en términos de parábola de los conflictos, miedos y frustraciones de los EEUU, como el Vietnam, la amenaza nuclear, los héroes de guerra psicológicamente rotos, la presencia del mal organizado (URSS, Mafia, tráfico de estupefacientes...), los sentimientos de culpa colectivos, etc. Veladamente se refiere a las incertidumbres que, para algunos, se dan asociadas a las innovaciones y cambios culturales y sociales de los países avanzados, como la liberación sexual, la igualdad de la mujer, el retroceso de los valores tradicionales (disciplina, obediencia, sumisión...) y el auge de los valores de la nueva sociedad (innovación, creatividad, iniciativa, flexibilidad...), etc. Habla de problemas antiguos tan arraigados como el individualismo, el egoísmo, la defensa del interés particular frente al general, las perspectivas limitadas e inmediatistas a la hora de juzgar los problemas colectivos, las situaciones de riesgo que crea la propia sociedad (crisis del petróleo de 1973-78), la escasa capacidad de decisión de los políticos ante problemas nuevos y comprometidos. Ve a la naturaleza como fuente de catástrofes (terremotos, incendios...). Trata temas constantes del realizador: la relación padre/hijo, hombres ordinarios enfrentados a hechos extraordinarios, etc. El film es más complejo y denso de lo que parece: contiene varios niveles de lectura e interpretación, que dan profundidad a la historia y a la película.
La película compone una historia terrorífica, perturbadora, vibrante y angustiosa. Hace uso de imágenes impactantes (primer plano del tiburón), escenas memorables (los hombres se muestran las cicatrices bajo la cubierta del barco), secuencias inolvidables (historia del Indianápolis y de su hundimiento el 29-VI-1945) y reacciones tan gráficas como la desesperación de Quint cuando quiere olvidar cantando a grandes voces.
La música, de John Williams (“Harry Potter y la cámara secreta”, Columbus, 2002), recoge ecos de Stravinsky (“La consagración de la primavera”), Bernhard Herrmann (“Psicosis”, Hitchcock, 1960) y Bela Bartok. Compone una partitura, de 12 cortes, con un tema central de terror (contrabajo), que se asocia al tiburón y anuncia su proximidad. Destaca la descripción que hace de una larga de secuencia de lucha (“Night Search”) y el intenso suspense del “Main Tittle”. Añade varias composiciones ajenas: “Show Me The Way To Go Home” (Irving King), “I Honestly Love You” (Peter Allen) y “Spanish Ladies” (tradicional).