Puedo reconocer que en su tiempo la película pudo haber gustado a progres pataelefantados que se creían comunistas antes de que vieran con sus propios ojos lo que fué la realidad del comunismo en nuestro país. Puede que guste a incondicionales de Garci, pués se nota su sello, su melancolía, sus paisajes nocturnos madrileños de su primera época, pero a mí personalmente no me ha gustado nada de nada esta película. Vivo en otro tiempo, con otras inquietudes y no le encuentro ni tan siquiera el mínimo valor histórico a esta aburrida película que en el fondo no cuenta absolutamente nada y que, sobretodo, y esto es quizá lo más detestable, me haya hecho reencontrarme con el Sacristán que peor me cae, el que, bien por su personalidad, o por los guiones que le han dado ha desarrollado un tipo de papel que desde el principio destesto cada vez que lo escucho. No soporto esas respuestas que tiene o esa manera de hablar, ese vocabulario, esa modulación, esa pretendida ironía por llamar de alguna manera a eso de lo que su papel se impregna durante toda la película.

En fin, hora y media perdida. Realmente sólo salvo los paisajes nocturnos de Madrid, el resto para echarse a dormir.