Media votos
5,8
Votos
7.051
Críticas
35
Listas
1
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Contacto
-
Compartir su perfil
Voto de Eisens:
6
21 de julio de 2011
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay películas que son como el trabajar en la mina. Hay que picar mucho para encontrar unas cuantas piedras preciosas, quizás al salir uno no sea rico pero si que se termina con una sonrisa y cierta felicidad momentánea. Y eso es lo que ocurre con “el ciudadano se rebela” y seguramente con la filmografía de Enzo G. Castellari. Si no fuese por esas pequeñas piedras preciosas que aparecen durante el metraje sería una película vulgar tirando a mala.
Con un inicio brutal que atrapa desde el primer segundo con el ritmo de un bajo y una armónica que va entrando poco a poco, ya por eso merece la pena el film. La delincuencia en todo su esplendor a golpe de violencia se nos presenta sin contemplaciones. Y entre tanto delincuente, un humilde hombre en medio intenta salvaguardar la dignidad de una sociedad que le ha sido robada la justicia. La impotencia de una policia incompetente y vendida deja desnudo a Franco Nero y no tiene otra opción que la de enfrentarse o seguir cabizbajo.
Uno se olvida de un protagonista demasiado inocente en algunos momentos, de una amistad que no cuaja hasta que no llega a ese gran final o de un guion un tanto torpe rozando el ridículo. Enzo G. Castellari nunca será un Raoul Walsh pero siempre tendrá un huequecito en mi videoteca.
Con un inicio brutal que atrapa desde el primer segundo con el ritmo de un bajo y una armónica que va entrando poco a poco, ya por eso merece la pena el film. La delincuencia en todo su esplendor a golpe de violencia se nos presenta sin contemplaciones. Y entre tanto delincuente, un humilde hombre en medio intenta salvaguardar la dignidad de una sociedad que le ha sido robada la justicia. La impotencia de una policia incompetente y vendida deja desnudo a Franco Nero y no tiene otra opción que la de enfrentarse o seguir cabizbajo.
Uno se olvida de un protagonista demasiado inocente en algunos momentos, de una amistad que no cuaja hasta que no llega a ese gran final o de un guion un tanto torpe rozando el ridículo. Enzo G. Castellari nunca será un Raoul Walsh pero siempre tendrá un huequecito en mi videoteca.