El ciudadano se rebela

Hay películas que son como el trabajar en la mina. Hay que picar mucho para encontrar unas cuantas piedras preciosas, quizás al salir uno no sea rico pero si que se termina con una sonrisa y cierta felicidad momentánea. Y eso es lo que ocurre con “el ciudadano se rebela” y seguramente con la filmografía de Enzo G. Castellari. Si no fuese por esas pequeñas piedras preciosas que aparecen durante el metraje sería una película vulgar tirando a mala.

Con un inicio brutal que atrapa desde el primer segundo con el ritmo de un bajo y una armónica que va entrando poco a poco, ya por eso merece la pena el film. La delincuencia en todo su esplendor a golpe de violencia se nos presenta sin contemplaciones. Y entre tanto delincuente, un humilde hombre en medio intenta salvaguardar la dignidad de una sociedad que le ha sido robada la justicia. La impotencia de una policia incompetente y vendida deja desnudo a Franco Nero y no tiene otra opción que la de enfrentarse o seguir cabizbajo.

Uno se olvida de un protagonista demasiado inocente en algunos momentos, de una amistad que no cuaja hasta que no llega a ese gran final o de un guion un tanto torpe rozando el ridículo. Enzo G. Castellari nunca será un Raoul Walsh pero siempre tendrá un huequecito en mi videoteca.

Mira por donde cuando me puse a ver "El ciudadano se rebela" me esperaba una versión italiana de la típica película de justicieros estilo Charles Bronson, con tiros a cascoporro, demagogia a paladas y unos personajes más planos que un folio. Y en cambio me encontré con un filme bastante más realista, con unos personajes bastante más profundos, y con una trama bastante mejor desarrollada de lo que me esperaba. A ver, tampoco es que sea "El padrino" ni mucho menos, pero se nota que el guión y los diálogos están medianamente trabajados, las escenas de acción son francamente buenas y el nivel de fantasmería y simpleza que contiene es bastante menor que el de, por ejemplo por ejemplo, la saga de "Harry el sucio".

El asunto que nos cuenta es básicamente la historia de un tipo de ciertos posibles que tras ser atracado y apalizado por unos maleantes y tomado a cachondeo por una policía inoperante y corrupta, decide ponerse serio e intentar reunir pruebas para empapelar a los manguis en cuestión, para lo que recabará la ayuda de un delincuentillo de poca monta que en el fondo es buen chaval y con el que establecerá una curiosa relación a medio camino entre la amistad y la desconfianza. La cosa se le complicará, claro, y al final habrá violencia. Que por otra parte es lo que quería, al menos en parte, el respetable público. Para qué nos vamos a engañar.

Tengo entendido que fue uno de los "poliziescos" más exitosos de su época, sobre todo en Italia, donde cosechó una taquilla bastante jugosa. A día de hoy pocos la recuerdan, pero es una película muy recomendable, sobre todo para los aficionados al subgénero de justicieros y vigilantes que tengan curiosidad por ver una película del estilo un poco diferente a lo habitual.

Una de las muchas películas que el cine italiano abordó donde se narraban historias de simples ciudadanos insatisfechos con las leyes, estamentos policiales y políticos, que no lograban parar la delincuencia imperante en su sociedad y les dejaban desamparados ante el crimen, bien organizado bien callejero.
En esta ocasión tenemos un remedo de Charles Bronson en "El justiciero de la ciudad", con su gran y descarnada violencia pero creo sinceramente que menos calidad cinematográfica.
Comienza bien y el empaque visual es elegante, con estupenda fotografía de Carlo Carlini y la siempre pegadiza de los hermanos De Angelis, pero su desarrollo no puede ser más irregular e insatisfactorio.
Tiene muchas incongruencias, el guion se queda a medio camino de lo que, supongo, pretendía manifestar en su vertiente social, y el clímax final se alarga en demasía.
Se puede pasar el rato pero es un tanto larga para lo que cuenta, va dando vueltas sobre lo mismo, a veces sin parecer saber el camino a seguir y, como digo, finalmente te deja con una sensación de film malogrado, con posibilidades pero fallido.
Debería haber estado mejor pero se queda en la superficie.

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Hay similitudes entre El justiciero de la ciudad y El ciudadano se rebela, ahora habrá que saber cual fue la primera, solamente hay que meterse en IMBD y solucionado. Las similitudes son hasta el trabajo que tienen, luego las similitudes se dispersan y cada peli va por su camino. Franco Nero más bien parece un investigador privado que va en busca de las presas con cámara de fotos. Violencia conseguida y malos muy malos se encuentran en dosis elevadas.