“La silla eléctrica” no sólo es una canción de Barricada sino el destino de un pobre chaval que es acusado de asesinato, todo está claro y los 12 hombres del jurado se reúnen en una sala para deliberar y acabar con el asunto lo más rápido posible e irse a su casa, así funcionan los jurados populares. Todos tienen que estar de acuerdo.

La grandeza del film es que solo hay 12 actores en una sala y consigue contarnos una historia fascinante, el director Sidney Lumet, autor de grandes obras como “Tarde de perros” narra y dirige la cámara con gran maestría, todo está muy claro pero Henry Fonda no puede entender como se puede mandar a un chaval a la silla eléctrica con tanta frialdad y facilidad y empezará a analizar el caso y a probar los nervios del resto del jurado. Empezará entonces una deliberación entre los anónimos miembros del mismo y todo dejará de estar tan claro.

Han pasado más de 50 años y la película sigue siendo soberbia. Un clásico, un 9 rotundo para una de las mejores películas de la historia.

¿Son los jurados populares eficientes? ¿podemos jugar a ser jueces? ¿estamos todos corrompidos e influenciados? ¿hace falta gastar millonadas para hacer una gran película?

A la última pregunta sí que puedo responder alegremente, sí, se pueden hacer obras maestras con 12 actores en una sala y una cámara.