- Los miembros del "comando" de secuestradores resultan ser un grupo de sicarios de medio pelo que no tienen ni la más remota idea de cómo funciona un avión. Lo de las pistolas de fogueo, de risa.

-El personaje del controlador de Dubái que es asesinado cuando va a ver qué le ha pasado a la chica de control de pasajeros (también liquidada con su familia) no pinta absolutamente nada en la trama. Se lo podían haber ahorrado.

- No deja de llamar la atención que los cerebros del secuentro (dos fulanos entre rejas, altos capitostes del crimen organizado) lo tengan previsto absolutamente todo, al punto de que todas las decisiones operativas dependen de ellos y de sus mensajes por móvil. Ergo, bastaría con liquidarlos en su huída para poner fin a todo el asunto. Al final, uno de ellos elimina al otro y desaparece sin que sepamos más. Lo mismo que otro miembro de la organización (creo que era un abogado, el que le dio el sobre al ministro y que luego presionó al periodista para que filtrara la noticia del secuestro) del que nada se vuelve a saber.

- Que al final todo resulte ser una operación de futuros en el mercado de valores contra la compañía aérea está muy mal explicado.

- La parte de la señora esa que se carga al piloto y se encierra en la cabina dispuesta a todo para "salvar a su hija" y a la que luego el ministro del Interior promete que su crimen no tendrá consecuencias por ser un asunto de "fuerza mayor" para que haga aterrizar el avión es un absoluto delirio metido con calzador. Ah, otra cosa, ser "consultora de aviación" no te capacita ni para saber manejar una pistola automática ni para pilotar un avión de pasajeros. Y lo más gracioso es que luego se pone a hablar con su hija por teléfono como si tal cosa.

- Los húngaros no tienen cazas Eurofighter.