Sin duda la mejor película española del año. Juan José Ballesta hace una interpretación convincente, situándose "casi" a la misma altura de un desconocido Jesús Carroza que ciertamente empieza con muy buen pie, dando entre los dos naturalidad y credibilidad a lo que se nos quiere contar. El interés se suma en "crescendo" hasta que decae en un final algo tosco. Algunos secundarios se podían haber hecho más uso de ellos en lugar de desaprovechar buenos actores. Salvo estas incidencias, el resto se hace notar...con diálogos ingeniosos, buena escenificación y ante todo, mostrándo una vez más, la vida misma sobre la piel de dos chicos de 17 años.