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Voto de pipona:
9
11 de octubre de 2009
29 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Rodada en blanco y negro, y a través de los ojos anónimos de ambos bandos, Naking Naking relata la masacre que a comienzos de la segunda guerra mundial, realizó el éjercito japonés en la ciudad china que da nombre al título. Desde la toma de la ciudad, hasta las más atroces barbaridades cometidas después contra prisioneros y refugiados.
Las referencias a "La lista de Schindler" y "Salvar al soldado Ryan" son evidentes, pero a pesar de seguir un tratamiento técnicamente muy similar, (montaje, fotografía y dirección artística), la película es emocional y psicológicamente más demoledora. Lu Chuan no se aprovecha del sentimentalismo barato y no engaña a nadie. Muestra todas las cartas al descubierto y no se deja influenciar por su nacionalidad ni ideología. Muestra la masacre, si, y con todo detalle, pero lo hace sin fuegos artificiales y sin lavarnos el cerebro.
Los primeros 45 minutos son posiblemente, junto con ciertos momentos de Apocalipse Now, lo más grande que he visto en cine bélico. Impresionante. Un ejercicio impecable de realización, manejo de cámara, tratamiento de los espacios, de la fotografía y del ritmo de la narración. En esos 45 minutos, al espectador no le da tiempo a respirar ni pestañear. Cada toma, cada encuadre, cada movimiento de cámara es digno de estudio. El espectador es noqueado una y otra vez, sin posibilidad de recuperación. Apenas has contado hasta 10 y ya estás de nuevo en la lona. No da tiempo a reparar en los protagonistas, la cámara no tiene un objetivo claro. Recuerdas haber reconocido a cierto chino por aquí y a este otro japonés por allá, de un par de escenas anteriores, pero no te da tiempo a situarlos del todo. No importa, en esos momentos la película, como cualquier batalla que se precie, es un caos.
Tras la primera elipsis, llega la calma. La película toma otros derroteros y se convierte en una tortura psíquica. Hay que tener bien claro lo que vas a ver para seguir adelante con el visionado. A partir de aquí, bajan las pulsaciones, pero no el ritmo emocional, este se instala desde la primera escena hasta la última en cotas difícilmente digeribles, sin descanso.
Lo que sucede a partir de este punto es muy difícil expresarlo con palabras. Yo he contado al menos una docena de escenas increíbles, de una dureza y crueldad casi insoportables, alguna de ellas ya forman parte de mi enciclopedia imaginaria de escenas antológicas. En alguna de ellas es necesario tragar saliva con ganas, se corre peligro de lanzar algo a la pantalla, los niveles de euforia e indignación hace tiempo que han superado cualquier índice medible. El espectador en un saco de de hostias con ojos, directamente es un KO colosal, sin recuperación.
-Sigo en Spoiler por falta de espacio. No desvelo nada.-
Las referencias a "La lista de Schindler" y "Salvar al soldado Ryan" son evidentes, pero a pesar de seguir un tratamiento técnicamente muy similar, (montaje, fotografía y dirección artística), la película es emocional y psicológicamente más demoledora. Lu Chuan no se aprovecha del sentimentalismo barato y no engaña a nadie. Muestra todas las cartas al descubierto y no se deja influenciar por su nacionalidad ni ideología. Muestra la masacre, si, y con todo detalle, pero lo hace sin fuegos artificiales y sin lavarnos el cerebro.
Los primeros 45 minutos son posiblemente, junto con ciertos momentos de Apocalipse Now, lo más grande que he visto en cine bélico. Impresionante. Un ejercicio impecable de realización, manejo de cámara, tratamiento de los espacios, de la fotografía y del ritmo de la narración. En esos 45 minutos, al espectador no le da tiempo a respirar ni pestañear. Cada toma, cada encuadre, cada movimiento de cámara es digno de estudio. El espectador es noqueado una y otra vez, sin posibilidad de recuperación. Apenas has contado hasta 10 y ya estás de nuevo en la lona. No da tiempo a reparar en los protagonistas, la cámara no tiene un objetivo claro. Recuerdas haber reconocido a cierto chino por aquí y a este otro japonés por allá, de un par de escenas anteriores, pero no te da tiempo a situarlos del todo. No importa, en esos momentos la película, como cualquier batalla que se precie, es un caos.
Tras la primera elipsis, llega la calma. La película toma otros derroteros y se convierte en una tortura psíquica. Hay que tener bien claro lo que vas a ver para seguir adelante con el visionado. A partir de aquí, bajan las pulsaciones, pero no el ritmo emocional, este se instala desde la primera escena hasta la última en cotas difícilmente digeribles, sin descanso.
Lo que sucede a partir de este punto es muy difícil expresarlo con palabras. Yo he contado al menos una docena de escenas increíbles, de una dureza y crueldad casi insoportables, alguna de ellas ya forman parte de mi enciclopedia imaginaria de escenas antológicas. En alguna de ellas es necesario tragar saliva con ganas, se corre peligro de lanzar algo a la pantalla, los niveles de euforia e indignación hace tiempo que han superado cualquier índice medible. El espectador en un saco de de hostias con ojos, directamente es un KO colosal, sin recuperación.
-Sigo en Spoiler por falta de espacio. No desvelo nada.-
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Lu Chuan muestra de forma implícita cualquier barbaridad que se os venga a la cabeza, no se corta un pelo. Lo hace sin reparar en gastos emocionales, pero siempre desde le punto de vista más parcial que le permiten los hechos que está contando. Es imposible justificar nada de lo que acontece, pero aun así, se inventa un resquicio de humanidad en el bando contrario. Un clavo ardiendo que le permite un mínimo respiro entre tanta brutalidad.
Peliculón de tomo y lomo. Rodada por algún otro ya sería obra maestra instantánea. Pero Lu Chuan es chino y no caga monedas de oro.
Peliculón de tomo y lomo. Rodada por algún otro ya sería obra maestra instantánea. Pero Lu Chuan es chino y no caga monedas de oro.