Quiero decir que sí, que vale, que la realidad dista bastante en lo que a muchas reacciones de los personajes de esta cinta se refiere, pero está todo tan bien contado y, sobre todo, tan bien interpretado que me da igual. Me da igual que yo mismo en muchas otras críticas anteriores me haya quejado de los mundos de yuppi en que todo es de colorines y todo el mundo es bueno. Me da igual porque en este caso, concretamente, se aborda el tema de forma más que correcta y eficiente, lo que da buena muestra de que todo es cuestión de talento y oficio, y no de traiciones para con la realidad en su máxima y aburrida expresión: hablamos de cine.

Por eso, por haberme tragado cuanto se me contaba a pesar de rozar en algunas situaciones el surrealismo, por haberme hecho reír, emocionarme en algunos momentos y flipar con su montaje, me queda un sabor de boca inmejorable ante una cinta de la que no esperaba prácticamente nada. Si acaso mofarme un rato ante el pésimo nivel de dicción de sus protagonistas. Pero ni eso, fíjate tú, que a los muchachos se les entiende.

Como digo, que la peli está de puta madre.