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Voto de José (FullPush):
7
Acción. Aventuras. Drama En el año 180, el Imperio Romano domina todo el mundo conocido. Tras una gran victoria sobre los bárbaros del norte, el anciano emperador Marco Aurelio (Richard Harris) decide transferir el poder a Máximo (Russell Crowe), bravo general de sus ejércitos y hombre de inquebrantable lealtad al imperio. Pero su hijo Cómodo (Joaquin Phoenix), que aspiraba al trono, no lo acepta y trata de asesinar a Máximo. (FILMAFFINITY)
10 de junio de 2011
41 de 51 usuarios han encontrado esta crítica útil
No puedo evitar sentirme un poco triste cada vez que compruebo la polémica que desata esta película, que la mayoría de mis amigos (entiéndase esto como las personas que tengo agregadas por un motivo o por otro y me sirven de referente, aunque no las conozca personalmente) no dudan en calificar de "comercial", "plana argumentalmente", "sobreactuada", "increíble", "acartonada" y "hueca", y, por supuesto, de épica "impostada" o directamente "nula". Me siento triste y algo confuso, sí, ante la diferencia abismal de percepciones, que, bien es verdad, aportan algo de vidilla a esto de criticar cine pero también crean divisiones, en todo caso traspasables, entre los usuarios, promoviendo la proliferación estúpida de etiquetas y acusaciones de diversa índole. Que si empalmados por un lado, que si puretas por el otro. Que si fast-food, que si paladar muy señorito. Que si me cago en tus prejuicios, que si yo lo hago en tu mal gusto. Blablablablabla...

Así, si existe algo en lo que todos, sin importar quién esté leyendo esto, podrían -o deberían- ponerse de acuerdo es la concepción diferente que uno crea y moldea en su memoria acerca de una cinta que vio, devoró y amó allá en tiempos menos oscuros y bastante más inocentes. Hablo, claro, de esa etapa de la vida en que palabras como "maniqueísmo" y expresiones tales como "pasarse por los huevos la veracidad histórica" tenían un significado inexplotado, y quien osara desengañarnos y abrirnos los ojos a la mediocridad de ese objeto rectangular (bendito VHS) que, una y otra vez, rebobinábamos para revivir las gestas de esos nuestros héroes, no obtenía por respuesta más que una profunda indiferencia, si no el más infantil de los desprecios. ¿Crueldad o inteligencia?

Quiero decir con esto que estoy seguro, segurísimo, de que tú, seas quien seas, también guardas como oro en paño algún recuerdo del pasado y, lógicas aparte, te niegas a valorarlo de otra forma más que la que el tiempo ha grabado en tu persona, marcándote desde temprano. A mí me pasa con Gladiator, y no puedo evitarlo: cada vez que la veo vuelvo a ser un niño. Y podré estar equivocado y ser víctima de persecuciones tontas e inanes acerca de la verdadera entidad del cine como arte, pero, para qué negarlo, hay ciertas cosas que yo también me paso por los huevos. Y tan alegre.
José (FullPush)
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