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España España · Palma de Mallorca
Voto de Innisfree:
5
Drama. Comedia Otto Anderson (Tom Hanks) es un viudo cascarrabias y muy obstinado. Cuando una alegre joven familia se muda a la casa de al lado, Otto encuentra la horma de su zapato en la espabilada, y muy embarazada, Marisol, con la que entablará una muy improbable amistad que pondrá su mundo patas arriba... Remake de la película sueca 'A Man Called Ove' de 2015. (FILMAFFINITY)
9 de enero de 2023
4 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
A MAN CALLED OTTO comienza con un Tom Hanks balbuceando por lo bajo, quejándose de los anuncios del establecimiento comercial en el que se encuentra y poniendo cara de tener pocos amigos. No deja ayudarse por los trabajadores del lugar y, al llegar a caja, se queja de que le cobran diez palmos de cuerda cuando, en realidad, solo lleva nueve. La diferencia económica es mínima. Por si no ha quedado claro, Otto —que así se llama el personaje interpretado por Hanks— tiene muy mal genio.

A partir de aquí, el resto de la película —y podemos comenzar con las primeras críticas— está bastante establecida, en tanto que el espectador comienza a llenar los huecos y a darse cuenta de que todo responde a principios altamente predecibles. El viaje personal de Otto no es algo que no hayamos visto planteado en más de dos docenas de películas —GRAN TORINO se viene a la mente—, pero es uno que siempre ofrece suficiente cancha como para que el actor protagonista desarrolle aquello que mejor sabe hacer e interprete algo que le permita demostrar rango. Tom Hanks, en principio, no debería necesitarlo, pero es más que bienvenido.

Una película predecible no tiene por qué ser automáticamente una película mediocre. Sin embargo, A MAN CALLED OTTO parece caer, por desgracia, en esa misma categoría. Ya sea por su propia construcción como personaje que odia todo ápice de modernidad —algo que llevará a lo que resulta, en mi opinión, una de las relaciones más problemáticas de la película—, los flashback que buscan con demasiado énfasis impactar al espectador con su limitada y, de nuevo, predecible tragedia o algunos comentarios de cariz social que parecen pataletas en lugar de construcciones críticas sobre el actual estado de las cosas, la película se desvela como un producto de buenas intenciones, pero que termina perdiéndose en un mar de ingenuidad a lo largo del camino.

Y esa es la crítica más dura que puede hacérsele al último capricho de Forster: es demasiado ingenua. Pretende mojar con demasiada seguridad su contenido en un universo positivista en el que todo va a salir bien porque todo responde a una suerte de equilibrio que no es más que pura invención. A Otto le caen bien las minorías porque él tuvo una relación sentimental con una persona que pertenecía a una —porque así funcionan las equivalencias: todo es un quid pro quo, ¿no?—. La pornografía extrema y ridícula de la escena de las redes sociales y el tren tiene una bonita y feliz redención con su uso útil. La afección cardíaca y, en un principio, tangencial de Otto resulta que se corresponde con el mensaje central de la película.

El guion de A MAN CALLED OTTO responde a circunstancias tan herméticas que parece incapaz de salir de su cauce para plantear correctamente y con punch unos bordes de sierra socioculturales que atraviesan la película como una brisa inútil. Y es una lástima, porque en los confines fabulares que plantea la película, todos estos temas podrían haberse tratado con la fuerza que merecen, pero se ha optado por un "crowd-pleaser" en el que todo ápice de crítica es más un accesorio que otra cosa.

Muy bonita y sabe tocar algunas teclas emocionales, pero su ingenuidad le juega una mala pasada.
Innisfree
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