Sentimientos a flor de piel, la verdad es que en un par de momentos me ha emocionado. El plantel al completo contribuye a que el relato cobre veracidad en cada una de las situaciones, salpicadas de una sutil comicidad que ayuda a diluir de manera confortable las dramáticas propuestas del argumento. La rutina del trabajo, las relaciones de pareja, la familia, la cruel enfermedad, los sueños frustrados, la iglesia, todo ello dosificado por medio de una realización sin fisuras en su elegancia, un guión certero y las interpretaciones de todos los componentes del reparto, desde un Darín perfecto hasta una Natalia Verbeke bellísima además de esmerada, pasando por los veteranos Alterio y Aleandro que resultan encomiables.