Like Crazy … no es cine, es vida.
Sientes el roce de unos labios contra los propios, seguido de una intensa patada en el estómago.

Al comienzo uno pide algo más de ritmo, la historia evoluciona firme, pero en la costumbre del cine, parece tomarse las cosas con calma, es esta calma, este ritmo lo que al principio me costó, y paradójicamente una de las mayores virtudes del film.

No puedo objetar nada, sinceramente, porque me ha gustado en términos generales, por cierta coincidencia, cierta adherencia a la historia que cuenta, lo que siempre hace ver el film, de una forma distinta.

Puedo ver el film, y en realidad lo más curioso, lo que percibo, es un crujir permanente, de lo que acaba rompiendo.

Al final, simplemente el rosa no es el color de la vida, es sólo un tono entre el blanco y el rojo. Un final, no es el final, y las cosas nunca fueron tan simples como alguna vez te las contaron. La vida transcurre muriendo, naciendo, mutando, no siempre de la forma deseada.

Aunque, no la veremos en la televisión, por su ritmo seguramente, yo, personalmente, la recomiendo