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Voto de RAMON ROCEL:
9
Acción. Drama. Thriller En la época de la Gran Depresión, una banda de jóvenes delincuentes, encabezados por la pareja formada por Bonnie Parker y Clyde Barrow, recorre los Estados Unidos asaltando bancos, favoreciendo a los humildes y ridiculizando a las autoridades. (FILMAFFINITY)
2 de junio de 2009
13 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Recién acababa de entrar a ese grupo de los Rangers, en plena depresión americana. Siendo un novato, mi segunda misión como aprendiz, era liquidar a una pareja de tortolos, que traían en jaque a la sociedad.
Yo tenía ciertas dudas en cuanto a esta misión, pero mi amigo, un “caza recompensas” me dio el camino a seguir, para no fallar.
Un largo rastro de sangre y muerte habían dejado a su paso, entre robo de bancos especialmente. Se creían una pareja a lo “Robín Hood” que disque para darle el motín a los pobres. Pero su verdadero incentivo para cometer todos estos crímenes, era el solo placer de sentir el olor de la sangre de esos bultos con patas que dejaban a su paso. Ni siquiera el dinero podría considerarse como un motivo de sus atrocidades, ya que conocí muy de cerca a Bony Parker y el hastió que ella sentía por la vida se disparo cuando conoció al no menos patético Clyde Barrow.
Creo que el destino de Bonnie como mesera de cualquier manera hubiera acabado con su inservible vida. Por eso se lanzo a la aventura, a recorrer esos caminos de muerte.
Cuando llegamos a la escena de su último crimen, mi “guía” (así se le denominaba al capitán con el que fui asignado para que me instruyera en los pormenores de la agrupación contra el crimen) y yo pudimos observar dentro de la casa como una familia entera yacía inmóvil… Bajo las balas de una Thompson. Los padres y los niños estaban bañados de sangre, y las paredes embarradas con la misma sustancia. Como un macabro mensaje de la pareja infernal. Hasta el osito de felpa de la niñita menor de los tres niños estaba agujerado por las letales balas.
Imagine la escena unos minutos atrás. Cuando las Thompson ladraron y patearon, mientras los cuerpos de aquella familia cania ante los alaridos de placer de Clyde y Bonnie.
Triste par de gusanos que sienten placer de acabar con el amor de una familia feliz. Por eso no sentí ningún remordimiento cuando acabamos con la pareja Barrow en aquel paraje de Louisiana. Le di e tiro de gracia a Bonnie, mientras el capitán me decía: -No me falles, bienvenido al grupo y dile adiós al “Club Barrow”.
RAMON ROCEL
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