Hay un lugar en el mundo donde el aire es puro y transparente. Hay un lugar en el mundo donde el cielo es azul, y las aguas de los ríos saltan salvajemente, libres de contaminación artificial. Hay un lugar en el mundo donde el hombre es libre para contemplar horizontes infinitos y tierra virgen donde crece la semilla y da fruto a quien lo cosecha. Hay un ancestral lugar en el mundo, donde la bestia salvaje ruge y reina en los confines verdes de la pradera y el hombre, en primitiva libertad, quema su rostro bajo el ardiente sol del verano. Rivalizando con el león que acecha. Hay un lugar, donde las leyendas, los ritos, las costumbres y la misma vida son un reto al hombre y su ciencia mecánica y matemática fría y sin alma. Hay un lugar donde el hombre y la bestia retroceden en el tiempo. Un peligroso y enigmático lugar llamado… El Congo. En el continente negro. En aquel mundo salvaje; de afilada lanza y mirada de lince, el hombre, quizá, la fiera mas peligrosa de la jungla.

“Salió a mi encuentro y vi una figura alta y mas bien elegante. Estaba bastante sucia en ese momento, había salido a ver los gorilas y tenía las botas embarradas y las ropas mojadas, me impresiono”.
“En ocasiones Dian apelaba incluso a la superstición de la gente, presentándose como una bruja que castigaría a quienes hicieran daño a los gorilas”.

*Dian siempre había soñado con ir a África.
*Dian le ofrece a Karim acompañarle a la civilización, pero Karim se niega sabiendo que ella nunca se adaptaría a una vida lejos de la selva.