He visto esta odisea del niño y el mar, guiado por un ángel de los marineros cuidando a un Spencer Tracy rudo y fraternal que me hizo recordar al viejo y el mar en su mensaje de fortaleza del hombre.
Los capitanes intrépidos de ayer y hoy. Los hombres del mañana que se forjan en el trabajo rudo de los marinos que nos muestran la madures del hombre que deja los pantalones cortos y crece en humildad ante la fuerza del mar que parece contener apenas la magnificencia del todopoderoso. Todo esto lo supo relatar Kipling y más aun Fleming que sipo adaptar el espíritu de los capitanes del mar en la imagen de Tracy y los ojos de un niño.