Hace mucho tiempo me contaron la fabula del elefante que estaba atrapado por una cadena. Y un día, por algún acto humanitario, alguien lo liberó del grillete que le sujetaba la pata. Por alguna razón no conocida, el paquidermo ya libre de la atadura, se negaba a asumir su libertad, y se dedujo que había algo extraño en su mente, que no le permitía avanzar hacia su andar de liberaciòn. Algo así, más o menos nos plantea el filme de Bresson. Solo que aquí, este director nos ha juagado una mala pasada; tomando el rol de victima y escudándose en el trasfondo de la segunda guerra mundial, con una Francia ultrajada. Siendo que la libertad del alma no esta dentro de las cuatro paredes de un régimen. Más bien radica en la línea imaginaria del espíritu humano, que esta más cerca del todo poderoso.