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Voto de RAMON ROCEL:
8
8,1
121.491
Drama
Para sobrellevar el insomnio crónico que sufre desde su regreso de Vietnam, Travis Bickle (Robert De Niro) trabaja como taxista nocturno en Nueva York. Es un hombre insociable que apenas tiene contacto con los demás, se pasa los días en el cine y vive prendado de Betsy (Cybill Shepherd), una atractiva rubia que trabaja como voluntaria en una campaña política. Pero lo que realmente obsesiona a Travis es comprobar cómo la violencia, la ... [+]
24 de junio de 2009
13 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las siete maravillas del mundo. La estatua de la libertad me saluda mientras llego a la ciudad de Nueva York a bordo de este cómodo avión de United Airlines. Voy a disfrutar de sus buenos lugares para comer, de la comodidad del St. Regis donde tengo una reservación.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Pero sobre todo conoceré las alcantarillas de esta gran urbe de enormes rascacielos. El tour por el inframundo de Nueva york lo hago a bordo del tradicional taxi amarillo de Larry. Un tipo trágico digno de mencionarse. Su demencia se debe tal vez a que se trata de un excombatiente de Vietnam. Su cerebro no resistió el olor a muerto y la mariguana y las botellas de whiskey que se empujo mientras recogía los cadáveres mutilados de sus compañeros en la jungla, no le bastaron para resistir tal cuadro dantesco. Ahora está en el asiento posterior del taxi. Con su cabeza rapada y su lunar en el pómulo derecho del rostro. Muestra una mueca, una sonrisa de satisfacción como el efecto que causa la nicotina y por unos instantes se le olvida el olor a muerto que según él, le acompaña a todas horas del día.
-¿Cómo va todo Larry, se te ha quitado el insomnio?- le pregunto a la vez que me mira por el retrovisor.
-Bien, estoy trabajando doble turno, las pesadillas han bajado.
-¿Aun te crees el vengador anónimo?
-No amigo, no es lo mío. Hay gente especialista que se encarga de la basura, como tú. Ya supe que eres del servicio secreto.
-Tiene sus recompensas Larry, buena comida, viajes y lindas chicas… a propósito… ¿Qué fue de esa putita que trataste de enderezar, eh loco?
-Ah! Si la dulce Iris, no sé de ella, simplemente un día desapareció, dicen que se fue al país de donde tu vienes amigo, yo creo que allá estará bien.
- Seguramente se acordara de ti, aunque solamente seas un pobre inadaptado como yo.
-Ella te gustaba, eh amigo, a lo mejor algún día te la encuentras por allá.
-Eso espero. Recuerdo el día que me la presentaste en la cafetería. Parecía casi una niña.
-Muy bien mi querido “David Barlow” a donde te llevo esta vez, bienvenido al país de las maravillas. Te llevo a tu pequeño departamento.
-No Larry estoy hospedado en el St. Regis, quiero ir a las tripas de Nueva York, quiero un poco de diversión. Vamos a Times Square.
Larry se aparco frente al Becco.
-Pasare por ti en dos horas David.
-No será necesario Larry, no te necesitare hasta el amanecer. Solange me espera en el Becco. Tengo ganas de verla. Siempre que vengo a nueva York me pasa. Soy un sentimental.
-Bien Larry, cuídate, no te metas en problemas con alguna niña.-
Me despedí del loco Larry al tiempo que le veía la cicatriz en el lado izquierdo de la cara, producida por una putita loca que quiso sacar de las calles. Esa cicatriz no estaba la última vez que estuve en Nueva York. Pero Larry era así. Se creía un mesías moderno, pero solo era una máscara de oveja, tras la cual se ocultaba el lobo estepario. Un real anti Cristo en potencia. Como el hombre que yo venía a matar a Nueva York. Pero Larry, en realidad era una dulce oveja comparado con el monstro que se ocultaba en algún lugar de la gran manzana.
-¿Cómo va todo Larry, se te ha quitado el insomnio?- le pregunto a la vez que me mira por el retrovisor.
-Bien, estoy trabajando doble turno, las pesadillas han bajado.
-¿Aun te crees el vengador anónimo?
-No amigo, no es lo mío. Hay gente especialista que se encarga de la basura, como tú. Ya supe que eres del servicio secreto.
-Tiene sus recompensas Larry, buena comida, viajes y lindas chicas… a propósito… ¿Qué fue de esa putita que trataste de enderezar, eh loco?
-Ah! Si la dulce Iris, no sé de ella, simplemente un día desapareció, dicen que se fue al país de donde tu vienes amigo, yo creo que allá estará bien.
- Seguramente se acordara de ti, aunque solamente seas un pobre inadaptado como yo.
-Ella te gustaba, eh amigo, a lo mejor algún día te la encuentras por allá.
-Eso espero. Recuerdo el día que me la presentaste en la cafetería. Parecía casi una niña.
-Muy bien mi querido “David Barlow” a donde te llevo esta vez, bienvenido al país de las maravillas. Te llevo a tu pequeño departamento.
-No Larry estoy hospedado en el St. Regis, quiero ir a las tripas de Nueva York, quiero un poco de diversión. Vamos a Times Square.
Larry se aparco frente al Becco.
-Pasare por ti en dos horas David.
-No será necesario Larry, no te necesitare hasta el amanecer. Solange me espera en el Becco. Tengo ganas de verla. Siempre que vengo a nueva York me pasa. Soy un sentimental.
-Bien Larry, cuídate, no te metas en problemas con alguna niña.-
Me despedí del loco Larry al tiempo que le veía la cicatriz en el lado izquierdo de la cara, producida por una putita loca que quiso sacar de las calles. Esa cicatriz no estaba la última vez que estuve en Nueva York. Pero Larry era así. Se creía un mesías moderno, pero solo era una máscara de oveja, tras la cual se ocultaba el lobo estepario. Un real anti Cristo en potencia. Como el hombre que yo venía a matar a Nueva York. Pero Larry, en realidad era una dulce oveja comparado con el monstro que se ocultaba en algún lugar de la gran manzana.