Lo que Gus Van Sant, quiso hacer en Psicosis, refrito de los más fallido que puede haber, De Palma quien estaba en su mejor momento, lo había conseguido 18 años antes en Vestida Para Matar, hacer una versión actual partiendo de un planteamiento muy parecido, y tocando los mismos temas, una mujer frustrada que huye de sí misma, con el estigma no de estar con un hombre que no se ha divorciado, sino que está en apariencia felizmente casada y con un hijo, pero eso no la completa, es adicta al sexo, y necesita tener aventuras esporádicas, un asesinato violento, travestismo, complejos sexuales, etc.
Al igual que Psicosis, la película se divide en 2, una protagonizada por Angie Dickinson, en el que tal vez sea su mejor personaje, y la otra por Nancy Allen, actriz que lamentablemente no trascendió la barrera del tiempo y hoy está prácticamente olvidada, una verdadera pena, porque aquí demuestra lo talentosa que es, además de que estaba en su mejor momento, realmente preciosa, interpretando a esa prostituta en apuros.
La película es sumamente entretenida, y refleja muy bien la convulsión de principio de los años 80, el miedo a las enfermedades venéreas, la doble moral de la sociedad hacia el sexo, hasta las pandillas, todo obvio sin perder el eje y filmando de una forma clásica, homenajeando a quién es el Dios de De Palma, Hitchcock, aunque también a La séptima Victima, sobre todo la escena del subte.
Cabe destacar también la música, que al igual que su maestro.dios, De Palma le da un lugar importantísimo en su película, al grado que llega a ser un personaje más en la historia.