Tomando apenas la premisa de la película original, esta versión hace otra cosa, cambia todos los elementos, incluso el tono, ni siquiera se puede decir que sea una película de terror, no es lo que a Kajganich y Guadagnino les interesa, el primero crea una historia(no es una adaptación) sumamente oscura, donde mete temas políticos, alegorías, cuyo resultado es algo extraño y pretencioso, y Guadagnino se luce en su especialidad, el esteticismo y las escenas donde los personajes mantienen largas conversaciones, cambiando en absoluto el sentido de la original, donde afortunadamente había muy pocos diálogos, digo esto porque Argento siempre ha sido malo para los parlamentos, y en Suspiria prescindía de ellos lo más posible, cosa contraria acá, que es lo que más hay, diálogos y no mucho más. No es como dicen algunos que tratan de explicar todo lo que en la primera quedaba difuso, es otra cosa, es otra historia, si hay brujas, si está el concepto de la maldad como algo putrefacto, pero ahí se acaban los parecidos, acá le dan un tratamiento de drama intimista con tintes políticos y sobrenaturales, no es una obra de terror, el terror no es nada, salvo lo repulsivo, pero es algo marginal y solo para darle un clímax que igual resulta sumamente fallido.
La historia se alarga, se bifurca, no se entiende muy bien el sentido racional que intentan darle, la original se basaba en los cuentos de hadas, una muchachita contra una bruja, algo tan clásico, básico y sencillo como eso, una especie de Bella durmiente o Blanca Nieves, ésta no, quiere ser otra cosa y lo logra, logra ser una obra completamente independiente de la original, pero solo en ese sentido cumple su prometido, no en el de ser una película interesante, compleja, sino extraña, aburrida, lenta, pretenciosa, y recargada, siendo esta última característica lo peor.
En cuanto a las interpretaciones varían entre los sobreactuados y los insulsos, ninguna destacada.