Después de ver la versión original, me pregunté como había hecho John Michael Hayes para transformar una historia de 76 minutos en una de 120, bueno, la respuesta lamentablemente es: con paja. La segunda mitad de la historia se vuelve insoportable, todas las escenas y planos se hacen larguísimos, la de la iglesia y sobre todo la del teatro que es eterna y solo tiene verdadera tensión un poco al final pero abusan tanto del recurso que yo ya me daba lo mismo lo que iba a pasar, después en la embajada también es cansadora, no entiendo por qué las alargaron, no generan suspenso sino fastidio.
No entiendo qué le vio Truffau de superior a esta versión por sobre la primera, ya que si bien tiene sus méritos y la otra no es de mis preferidas de su etapa británica, esta menos.
Lo mejor: Doris Day, la señora además de ser hermosa tenía mucho carisma, encanto y actuaba bien.
La primera parte logran hacerle cambios bastante interesantes, como contar la misma historia sin hacer una replica.
Y me creí un poco más la forma en que se relacionan con el espía acá más que en la primera, aunque a diferencia de esa donde uno no se esperaba lo que iba a pasar, acá sí, es mucho más predecible. Pero en general si hay un trabajo, no se limita a copiar, lo que pasa es que los cambios que hace en general no ayudan a que la historia fluya, al contrario, la ralentizan.
Limitar al mínimo las escenas de humor, eliminar al amigo bufón del protagonista, sustituirlo por las amigas de la Josephine aunque salen muchísimo menos.
Lo peor: hay tantas cosas, por desgracia. El exotismo con toques pintoresquistas con el que describe Marruecos.
Lo insulso de los villanos, en la original lo mejor era el personaje de Peter Lorre, se robaba la película, los de esta no generan nada, aburren más que otra cosa.
Lo que ya dije, la segunda mitad se hace insoportable con el estiramiento tipo chicle que hace Hitchcock.