Felicito a Gillespie y Stevens Rogers, al primero por dirigir y al segundo por escribir una de las pocas películas largas, que no aburren ni 1 minuto.
Comedia negra, aunque en parte amable sobre uno de los incidentes más mediáticos de los 90, y condescendiente con su protagonista, es algo que casi siempre sucede en las películas biográficas, tiende a justificar de alguna manera las acciones de sus retratados por más malas que estas sean.
Lo mejor de la película es su humor, su agilidad, su humanidad, sumado a las interpretaciones, sobre todo el trío Robbie, Stan, Janney, que lo hacen magnifico, es un deleite verlos, y los duelos entre Robbie y Janney, como los de Robbie y Stan, son excelentes.
Tal vez hubiera sido bueno que desarrollaran más la vida de los personajes luego del incidente, no solo los últimos 10 minutos, pero a pesar de eso, vale la pena y es de lo mejor que ha dado Hollywood en cuanto a comedias dramáticas de un tiempo a esta parte, con la dosis justa de frescura, mala leche, e intensidad.