Everett, se queda solo por una semana, y que su pareja y el hijo de este, se van a Seattle, a visitar unos parientes, el mismo día que se va su pareja y su hijastro autista, con quién tiene un vinculo muy fuerte, llega Chace, un escritor, que viene de vacaciones, entre ellos nace una atracción y terminan convirtiéndose en amantes por esa semana, Everett se deberá enfrentar a un fuerte dilema moral, y decidir si viviendo con Miles y Billy, o los abandona para irse con Chace.
De las varias películas gays que he visto, esta entra en la categoría de melodrama independiente de bajo presupuesto, que suelen ser la mayoría de las películas gays, la historia de ésta lo más original que tiene, es que ninguno de los 2 personajes son homosexuales reprimidos, cosa que se agradece, en el resto la dirección es bastante mediocre, los actores brindan interpretaciones de lo más insulsas, sobre todo Brendan Bradley, que en un melodrama hacen que la historia no termine de cuajar, los diálogos por momentos caen en lo cursi, aunque se podría decir que a la historia la salva su giro final.
Tampoco sabe sacarle provecho al paisaje hermoso, y lo filma con una vulgaridad que ni en el vídeo turístico más ordinario.