Esta buena película comienza con una introducción al contexto histórico en el que el príncipe renuncia a Dios debido a su odio por el suicidio de su amada, un hecho por el que se le castigará con la inmortalidad para que vague atormentado sufriendo por su pasado, así pasan los años hasta que conoce a un simple trabajador que le va a vender unos terrenos en Londres, un hombre sencillo cuya meta principal es conseguir el dinero para poderse casar con su bella novia y ante la foto de ella comienza todo el plan del Conde, comienza a brotar la fábula, la magia y, como no, el terror, para dar paso a la vida aristocrática de Londres, de modo que la cinta va alternando una historia en contrapunto con otra siempre bien inhaladas y es que la trama se puede decir que se divide en varios capítulos y en todos ellos van aumentando de ritmo hasta la explosión siempre acompañada por una banda sonora que, tratándose de la obra que se trata, no podía fallar y no lo hace, tanto la música como los efectos sonoros son traídos del mismísimo infierno.
Una obra que, sin entrar en lo que cuenta o que pueda ser más o menos aburrida por momentos, es una obra en sí por el hecho de que aparece una excelente fotografía, planos,
diálogos, naarración, escenarios, maquillaje, vestuario y sonido (Oscars mas que merecidos y compartidos).
Y entrando en que pueda ser aburrida o tediosa por momentos, puede que lo sea, pero se trata de una cinta que intercala el horror con el amor y consigue llevarlos de la mano en muchos momentos, que no es poco, y la llegada arrolladora a Londres con tormenta incluída tiene un ritmo frenético y es lo mejor de la cinta, luego lo dicho, se divide en capítulos que van aumentado su energía hasta que corre la sangre, donde las almas abandonan a los cuerpos, no
se pueden controlar en la búsqueda del sexo y la sangre, mientras que Drácula busca su redención, su perdón a través del amor en un final quizás algo irregular pero como toda la cinta rodado de forma escrupulosa sin dejar detalle, buena película de Coppola.