Cuando pasen los días y aparezca uno de esos documentales sobre Hitler, es cuando realmente se valora el poder de "Malditos bastardos", Tarantino se ha cargado del modo que le salió de los cojones al humano mas influyente de toda nuestra existencia, y es precisamente esa recreación irreal lo que mas sorprende de todo, claro que como se trata de quien se trata se emitirán juicios condicionados, pero la escena final se pone a la altura de Chaplin bailando con la bola del mundo, eso sí, con un estilo mas grotesco, violento y desproporcionado, porque la cinta es exagarada se mire por donde se mire, aún así llega a ser creíble hasta el papel de B. Pitt e incluso hay una extraña sensación de que los alemanes asesinados o torturados llegan a dar lástima, en otro de muchos matices mas que indican que la cinta se ha grabado con trabajo para ser diferente, para saltarse las normas, para que tu y yo discutamos sobre ella, sobre si es justa o sobre si es correcta.

Además de despejar su mesa de libros de la IIGM, QT tiene tiempo de llevar esa reinvención a su terreno, proporcionando un homenaje al cine en general, desde menciones y referencias hasta sus negocios y beneficios, está claro que no hay un detallismo sobre los personajes, pero es que simplemente pasa de eso, toda la película son secuencias de largos diálogos, la magia es que en casi ningún momento se mira la hora, siempre generan expectación y algunos (menos de los que esperaba) también llevan enchufados su tan característico humor, pocas han sido grabadas en los idiomas que realmente hablan, es una gozada volver a ver una cinta con el sello de QT, un sello que mezcla todo tipo de géneros, y en esta ocasión con la dificultad añadida de no ser en estos tiempos que corren, había que adaptarla al contexto histórico, aunque a decir verdad esto también se la suda bastante.