Cine americano representando la época más reconocible del país, con su director y actor más enmarcables para la ocasión, y con un camino donde los diálogos se sobreponen a lo bélico para que, desde el interior, se resuma ese capítulo de racismo y su llegada a la liberación, "Lincoln" es una película bendecida para que se crea en la prosperidad y para que tanta sangre no haya sido derramada en vano, para que el gobierno haya mirado por el pueblo... todo ese sermón puede continuar y lo hace, pero lo que destaca en esta película es que íntima con la figura y su familia, con el tormento en plena guerra y con ese barco que es la 13º enmienda.

Nadie puede discutir la técnica impecable de Spielberg, pero no esperaba poderle sumar la humanidad con la que se dota al personaje, lejos de su imagen pública, la lucha tiene esa grandiosidad de encerrarse en el hogar, una obsesión basada en negociar votos y ofrecer trabajos, asunto que añade humor entre las posturas de republicanos y demócratas antes de la cuarta primavera sangrienta, y que encuentra tensión en el detalle de que la paz imposibilitaba la abolición, un contraste con el que se sabe jugar.

La cuenta atrás de veinte votos no es que inyecte un ritmo, pero hace que una película densa y poco recomendable para la mayoría del público, se vaya pasando sin rechistar, hay otros recursos para que sea entretenida, pero el personaje del hijo no me satisface, añade valores, juega con el destino y el camino de otras generaciones, pero no lo explota, con lo que se llega a la misma conclusión, lo novedoso es ver la guerra desde otro lado, la rendición y el rechazo, el trato y la soledad, la toma de decisiones y demás factores que fijan un rumbo con un estilo digerible desde el vacío de suspiros y tensiones.

Duelos con variados personajes que mantienen la compostura sentimental, cargas personales sobre la injusticia y la esperanza, la lucha y la muerte tienen moral,se llega a la votación con la difícil meta de convertirla en creíble y que genere pocas dudas, y con la capacidad de dibujar una leyenda dotada de humildad y bondad, donde los planos y los monólogos y diálogos se encargan de que triunfe lo celestial y donde se llega con incertidumbre aún conociéndose por todos el resultado y donde el amor interracial deje un detalle sorpresivo entre la enmienda y la paz.

La muerte queda en un segundo plano en este producto que no deja de ser parcial sobre la democracia, pero que aspira a ser dignos de ella al mostrar los sentimientos del presidente desde lo visceral y lo fatigoso, para todos los que somos incultos tiene mucho que enseñar en una historia para recrearse en la desdicha de un humano que lógicamente se ganó muchos enemigos y ese peligro se suele pagar, la secuencia final me parece innecesaria, pero también es verdad que indaga poco en el suceso, en quién lo llevó a cabo, simplemente trata de magnificarlo con la esperanza como una base que han olvidado con ellos mismos y con todas las naciones.