¿Cómo abrirse hueco en el poder siendo un ser asocial y sin gracia, sin estilo para ello?... con el talento de Ripley, todos tenemos alguno, el de nuestro protagonista se expone en una trama calculada, bien introducida en el modo de vida de sus personajes, sus secretos y responsabilidades, su arranque es sin duda animoso, y va descubriendo el calor y el frío de las personas, la pasión y el aplomo, lo primitivo y lo racional se basan en ideas de extremos opuestos, pero, ¿en cuál de ambos límites está el pecado?, la película demuestra que en ambos, da igual que te guste el jazz o la ópera, siempre el ser humano se reduce a lo primitivo, la supervivencia, el impulso.

Siempre mantiene la energía, siempre apetece seguir probando lo que ocurre, añade el misterio del abandono y la cualidad de aguantar fingiendo pertenecer a la burguesía, transmite un cierto deseo de huida mientras el personaje permanece, todo rodeado de un peculiar arte musical, el temor y el acoso se incrementan, pero la investigación es otro terreno, no me parece que esté a la altura de la metáfora de guardar el pasado en el sótano, la intriga es un añadido que va difuminando el sentimiendo del protagonista, hay relaciones extrañas y variaciones de personalidades, pero el personaje de Blanchett no debía leer la prensa... al final queda una buena sensación sobre el dilema de ser alguien falso o ser un don nadie, se resuelve con chispa y mantiene el misterio del protagonista, sus secretos y sus pesadillas.