Buen film desde el punto de vista estrictamente cinematográfico, esto es, con muy estimables mimbres técnicos, como montaje, guión, dirección y, sobre todo, interpretación. Pero no así, desde mi punto de vista, positiva ni estimulante.
Sucede que es más negra que el azabache, muy pesimista y tristísima, vamos que da mal rollo verla y sales del cine hecho papilla.
Está basada en hechos reales, lo que da pie a una historia morbosa desde el punto de vista psicológivco, donde los sentimientos más negativos nos son mostrados desde el silencio, o los silencios de los personajes, quienes no nos muetran su dolor, ni su vacío existencial de forma melodramática, sino que con solo verles la cara ya te das cuenta de cómo son, de lo presumen, y de lo que carecen, como en el caso del personaje de Steve Carrell, que sí es cierto que hace un papelón, pero no por ello merece nuestra simpatía ni nuestro acercamiento (el personaje, no el bueno de Carell).
Mark Ruffalo, en cambio, sí se nos muestra como un ser humano, familiar y preocupado de veras por su hermano, otro ser infeliz a su pesar.
En fin, que no diré que es un film malo, ni que no merece la pena verlo, pero sí que es verdad que no seré yo quien la aconseje a un ser querido