Buena pero también angustiosa película, ganadora de un buen puñado de premios, entre ellos el Óscar al mejor actor de reparto para el siempre estupendo J.K. Simmons, aquí soberbio.
Lo cierto es que, mientras gozas de un buen trabajo cinematográfico en todos sus aspectos técnicos (el montaje y sonido son maravillosos), también te lo pasas mal por las cuitas de su ambicioso protagonista, que tiene en su profesor un ángel y diablo en uno, más de esto último...o quizás no.
Palpas los sufrimientos, las humillaciones, los intentos de superación, el esfuerzo físico y mental, la música, aquí no como reflejo del alma humana, sino como el logro de la perfección. Y lo hace de forma cruel, siendo un film duro de ver que no deja en modo alguno indiferente.
Una muy estimable cinta que no se te olvida, permaneciendo.