Entretenida película, última como actor de Robert Redford tanto cronológicamente como históricamente. Quiero decir con esto que el propio Redford ha declarado que esta será su última interpretación en cine. Ya veremos, amén de que, por lo menos, es de presuponer que como realizador sí trabajará cuando tenga el producto adecuado.
Centrándonos en esta cinta, está narrada a la manera clásica por lo que resulta clara y diáfana en todo momento, cosa que se agradece de veras.
Es una historia real y por ello resulta más curiosa.
En todo momento es amena e incluso interesante, aunque la dirección de Lowery es más bien funcional, pero eso no le hace menos vistosa. Claro que a ello ayuda, amén de su impecable factura técnica, la interpretación. Robert Redford y Sissy Spacek tienen química y llevan el peso de la historia con elegancia, simpatía y determinación, así como los buenos "secundarios".
Buen ritmo y diálogos y al final un buen sabor de boca por el trabajo estupendamente realizado.
No, no es una gran película, pero gusta bastante.

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