La potencialmente ganadora de algún Oscar que otro, se presentaba como una obra de ingeniería audiovisual con pocos precedentes de la historia del cine, el plano secuencia es el centro de toda la pirotecnia técnica a lo largo del film. Un plano secuencia hecha por y para el disfrute visual de los privilegiados que puedan verla en una sala de cine. Todas mis alabanzas para la técnica de Sam Mendes al elaborar esta película y, por supuesto al enorme Roger Deakins que pone en tan buen lugar a la profesión de director de fotografía y a la importancia que esta conlleva.

Aunque todo lo que se puede alabar de esta película por su técnica es a su vez también, su talón de Aquiles. Ya que puede producirnos algunos problemas sobre todo argumentales con el que se encuentra este film. No digo sólo por el viaje de los dos soldados y su trama digamos que algo más sencilla que otras cintas de tinte bélico, sino que el propio plano secuencia hace que nos encontremos con situaciones un tanto inverosímiles y que pueden incluso sacarte de la propia película, a pesar de lo inmersiva que resulta ser.

Destacar brevemente el papel de George MacKay, ya que prácticamente lleva todo el peso de la propia narrativa de la cinta y también cabe destacar el mensaje antibélico que llega a calar ya que se nos muestra lo más desagradable y cruel de lo que supuso una guerra tan dura como la conocida la Gran Guerra.