Llevaba ya tiempo queriendo conseguir esta película, creadora de un revuelo el año en el que se estrenó, más todavía por estar basada en un personaje real, un tal Dan Burro, judío norteamericano que abandonó el partido nazi para alistarse a una especie de Ku Klux Klan y que acabó suicidándose el muy cobarde cuando un periodista del New York Times escribió un artículo en el que desvelaba el orígen judío de la criatura. A mí la película me ha gustado bastante, creo que es un serio trabajo muy bien realizado, aunque con un final que no le hace honor. Técnicamente, se ve que el director contaba con muy poco presupuesto para su equipo, lo cual le obligaba a rodar escenas de forma rápida y el aire independiente de la película se desborda por los cuatro costados, de hecho, ganó el premio del jurado en el festival de cine independiente por excelencia, el Sundance, pero aún así creo que merece la pena verla. Desde luego, uno de los factores que hacen que la película destaque es el inmenso trabajo de un joven Ryan Gosling, actor genial que se saca de la manga una magnífica actuación que le serviría para hacerse notar de una vez en el panorama cinematográfico internacional. Las dudas que tiene su personaje te las transmite a tí, comprendo su indecisión, su insatisfacción y comparto su crítica hacia el fanatismo religioso que gobierna las vidas de muchos. No puedo decir lo mismo de su compañera de reparto, una Summer Phoenix de gran parecido físico con su hermano Joaquín, chica de gran belleza pero de corto talento a la hora de interpretar, para mi gusto. Esta chica no sabe expresar ni sentimiento, ni emoción ni nada que se le parezca y no le llega a Gosling ni a la suela del zapato. Lo mismo podría decir de Billy Zane, con un ridículo look. La única que se salva es una fría y calculadora Theresa Russell que se aleja de sus papeles de femme fatale. También se agradece ver en un muy secundario papel a Elisabeth Reaser, la mamá del clan de "Crepúsculo".