Es poco lo que puedo yo aportar en este momento, después de todos estos años, sobre esta serie que no se haya dicho ya, pero la verdad es que mis comienzos con ella no fueron nada buenos. Recuerdo que cuando Tele 5, allá por 1994, empezó a emitirla por las noches, ese día de la semana yo huía de ella como de la peste. No la soportaba, me molestaba todo de ella, no quería darle la más mínima oportunidad, me caían fatal tanto David Duchovny como Gilliam Anderson, era algo que para mí estaba totalmente de más, me parecía la cosa más absurda y aburrida del mundo y no entendía el enorme movimiento de masas que había creado.

De repente, hace un año, con la pandemia tan horrible que nos ha tocado vivir, me dio por buscar series del pasado a las que yo no había dedicado tiempo ninguno, buscando la posibilidad de evadirme, de encontrar algo que me ayudara a sobrellevar el confinamiento y ahí decidí darle una oportunidad a estos expedientes. Al principio no conseguía entrar mucho en el universo de los agentes Fox Mulder y Dana Scully, no se me hacían cercanos, no conectaba mucho con ellos, pero, poro a poco, me fui encontrando más cómoda con sus peculiaridades, con el tipo de relación que se estaba estableciendo con ellos, con sus caracteres, sus historias personales, y ahora que he terminado de ver sus 11 temporadas y sus dos película, he tenido que despedirme de ellos como si fueran parte de mí, es increíble.

Duchovny me ha ganado, Anderson más todavía y Mitch Pileggi como Skinner no se queda atrás. Ellos se han convertido con el paso de todos estos años en grandes amigos en la vida real. Hasta Robert Patrick y Annabeth Gish me encantaron cuando les tocó la dura tarea de sustituir a las grandes estrellas de la serie en un momento dado.
Una de las series de mi pandemia.
Un saludo,
Tess