Creo que el arte de diseñar ropa, zapatos, bolsos o joyas, es admirable, nunca se me ocurriría reírme de los grandes diseñadores de moda, pero sí que me tengo que reír de la superficialidad que les rodea cada minuto de sus vidas, rodeados de gente capaces de matar por ser parte de su equipo, de lujo, de glamour, de viajes a París para la semana de la moda, de hacer que un bolso puede alcanzar el precio de 1000€ o que un vestido valga 3000€ y quedarse tan tranquilo y que, incluso, haya gente que pague éso por ellos. Éso es lo que me saca de quicio de este mundo de la moda y es de lo que se ríe aquí el director David Frankel y el maravilloso grupo de actores y actrices que le acompañan.

Lo que hace Meryl Streep aquí es, una vez más, digno de elogiar. Está bella como nunca, con ese pelo a lo Christine Lagarde, hablando con sus gestos, con el tono de su voz, con sus miradas, dando vida a una mítica Miranda Priestly. La veterana actriz ya se lo advertía a su compañera de reparto, la maravillosa Anne Hathaway. de que estaba encantada de trabajar con ella pero que estas palabras serían las únicas agradables que oiría de su boca durante el rodaje y así fue, así de metida en su papel estaba la Streep. Está perfecta aunque creo que la nominación al Oscar fuera exagerada.

Anne Hathaway es una de mis muchas debilidades. La actriz es todo ojos y sonrisa, perfecta para dar vida a Andy, esa chica sencilla que tiene que transformarse en otra persona completamente distinta si quiere conservar su puesto junto a la Streep. Junto a ellas, otra maravillosa actriz perfecta aquí como es la inglesa Emily Blunt, gran amiga en la vida real de Hathaway. Y para rematar el maravilloso elenco de actores tenemos al siempre perfecto Stanley Tucci como Nigel, maravilloso, sensible e inteligente.
Muy recomendable.
Un saludo,
Tess
"Vendiste tu alma al diablo cuando te pusiste tu primer par de Jimmy Choos, lo vi".