La verdad es que no me extraña que esta película tenga tan malas críticas, porque la frase que da título a mi crítica ( "Una vez estaba tan drogada que me desperté al lado de una hamburguesa y me preguntaba ¿he tenido sexo con un a hamburguesa?" ) puede dejar entrever la clase de coeficiente mental que tienen las tres protagonistas de esta historia. Quién crea que va a ver una comedia donde se va a partir de risa, se equivoca. La película está llena de mala leche y más que con una sonrisa de oreja a oreja te va a dejar con una mueca de estupor a veces porque sus tres protagonistas, encarnadas correctamente por Kirsten Dunst, Lizzy Caplan e Isla Fisher, son patéticas, crueles, falsas e hipócritas y sus vidas están llenas de mierda. Por eso me gusta esta película. La envidia que destila el personaje encarnado por la rubia Kirsten Dunst hacia su antigua compañera de instituto de la que se reía y lo sigue haciendo, una correcta Rebel Wilson, por casarse y, encima, con un chico aparentemente normal que parece que la ama de verdad, se puede sentir tanto que casi duele. Dunst nunca a llegado a la magnitud de su personaje de Claudia en la maravillosa "Entrevista con el vampiro" pero es una buena actriz. La para mi desconocida Lizzy Caplan se lleva gran parte del film hablando de sexo y mamadas y la pelirroja Isla Fisher está todo el tiempo totalmente drogada así que miren quiénes van a creerse con el derecho de criticar a la obesa Rebel Wilson, una panda de amargadas y fracasadas. El lado masculino no está mucho mejor tratado, teniendo al guapo James Marsden como un engreído superficial. El único que se salva un poco es el discreto Adam Scott, interpretando a un chico un poco más sensato que el resto. A mí me entretuvo e, insisto, me creí tanto a las tres actrices y sus patéticas vidas que sólo por ello y por la relativa nobleza del personaje de Rebel Wilson y su ilusión por su boda, la califico de interesante.