Me suelen gustar bastante las películas ambientadas en juicios y todo lo que conlleva el proceso de investigación de un hecho en concreto, así como lo que rodea al desarrollo de pruebas, testigos, etc, que conforman todo ese mundo tan desconocido para mí. La película que nos trae la directora Courtney Hunt supone el regreso al cine de la actriz Renée Zellweger después de 6 años de retiro y tras una operación de cirugía estética que la hizo lucir casi como una mujer nueva. Zellweger deja aquí de ser la chica cándida que nos enamoró en "El diario de Bridget Jones" y se convierte en una mujer infeliz en su matrimonio que tiene que asistir al juicio en el que su hijo de 17 años puede ser acusado de asesinato y pasar el resto de sus días en una cárcel. La actriz está correcta.

Junto a ella un desmejorado Keanu Reeves algo perdido y acartonado, una joven e interesante actriz inglesa llamada Gugu Mbatha-Raw, de lo mejor de la película, un joven e interesante Gabriel Basso como el hijo de Zellweger y un estupendo Jim Belushi en un papel secundario.

Película entretenida, interesante y bien planteada que no se hace pesada en ningún momento.
Un saludo,
Tess
"En cierto momento, cada abogado defensor tiene que elegir entre su propia necesidad de conocer la verdad y los mejores intereses de su cliente".