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España España · Pasajero 58
Voto de floïd blue:
9
Western Dempsey Rae (Kirk Douglas), un vaquero errante, se traslada de Kansas City a Wyoming, donde espera iniciar una nueva vida. En el tren en el que viaja como polizón, se hace amigo de un joven (William Campbell), a quien llamarán "Texas" cuando empiecen a trabajar en el rancho más importante de condado. Los problemas surgen cuando llega la nueva propietaria, Reed Bowman (Jeanne Crain), una ambiciosa mujer que está dispuesta a monopolizar ... [+]
20 de julio de 2020
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
La West Fargo te envía un paquete en 24 horas, Dempsey Rae (Kirk Douglas) te lo envía en un rato envuelto en alambre de espino y en persona. Aquí tenemos otro Western impecable del que puedes sacar buenas enseñanzas. En un mundo sin alambradas todos campan a sus anchas hasta que los intereses chocan, primera enseñanza. Las demás enseñanzas vienen rodadas de la mano de King Vidor en una película realizada sin problemas en la que se nota una buena labor, mejor dicho, una excelente labor porque el resultado parece fácil y escaso a los necios, pero es que es el justo, el ajustado a los planes, a la dirección, al guion, al presupuesto y finalmente a la estrella, Kirk Douglas, un hombre sin estrella aquí que con su gran y portentosa actuación, alguno se ha creído que de verdad, no tenía estrella.

La pradera sin ley es un Western sin artificios, limpio, concentrado. Es lo que los buenos y entendidos aficionados al género esperan, el vaquero y su montura, el héroe solitario, el reaccionario sin rumbo, el espíritu de la contrariedad. No le gusta el alambrado pero si tiene que ponerlo, sólo por joder, lo pondrá. Es el hombre sin estrella. Y luego está la mujer fatal… Sí, ¿por qué no? Una mujer fatal, rubia, hermosa y provocadora pega con tanta fuerza como en el cine negro. Creo que es dónde más cuadran porque una mujer atractiva, ambiciosa y sin escrúpulos, de protagonista en estos géneros, y más si es la jefa, seduce mucho mejor al espectador experimentado. Además, una mujer jefa cabrona, es mil veces más jefe cabrón que un jefe hombre cabrón. Y será guapa todo lo que quieras. Otra enseñanza y gratuita.

Sin mujeres no hay intriga, ni pasión; la amistad será imberbe, insulsa, y los celos y recelos no existirían. La pradera sin ley es una historia de ranchos, reses, lazos y hombres curtidos para una mujer hermosa, con unos planos exactos, un argumento masticado que no necesita de vueltas y revueltas, unos protagonistas en sus papeles medidos, cumpliendo como deben, destacando el que deba en su momento y sin robar planos. Un ritmo exacto, empieza y acaba en un pis pas, sin quejarte de ningún tropiezo, bueno…, los buenos aficionados al género como buena gente que somos no solemos quejarnos aunque los hubiera habido, pero no los hay.

Y luego, por favor, un alto en el camino, una mención de respeto por y para Richard Boone, por ese Steve Miles tan mal encarado y por toda su banda que nos hace las delicias a los incondicionales al género. Richard Boone ya estaba ahí antes que nadie se diera cuenta, uno de los más grandes y eso que al principio teníamos la aparición de Jack Elam, con su ojo topacio, siempre tan siniestro y traicionero como es él. ¡Si es que es una pena que haya gente que no sepa valorar este cine, no sé para que lo ven...! Sólo se fijan en Kirk Douglas, como si no hubiera más que ver... Qué planos más adecuados y exactos cada vez que sale Richard Boone con sus secuaces, uno con los cuatro pie en tierra echando mano a sus pistola es que los ves y se te llena el alma de admiración. Sus pintas, sus gestos, sus acciones, su vestuario, dan a la película el aire real necesario para el contrapunto de Dempsey Rae. Estos pistoleros son los que suben la nota a una película ya de por sí admirable. Son la demostración de una buena labor colocando personajes a uno y otro lado. Qué gran tío Richard Boone, yo pienso que gente como esta es la que tendría que estar dirigiendo un país, gente malvada pero de verdad, de la auténtica, no como esa mierda de aficionados que hay.

Todo este conjunto de aciertos es el que lleva a los finales épicos y a admirar los verdaderos Western de toda la vida.
floïd blue
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