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España España · Pasajero 58
Voto de floïd blue:
7
Western. Comedia Robert Mitchum y George Kennedy interpretan a dos viejos camaradas: uno trabaja al servicio de la justicia, y el otro se dedica a quebrantar las leyes. Sin embargo, cuando Waco (David Carradine) y su banda de forajidos entran en acción, deciden aliarse de nuevo para combatirlos. (FILMAFFINITY)
16 de julio de 2020
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se puede decir que hay dos tipos de Western, el realista (o neorrealista), que aporta realismo: Las putas son feas, incultas y guarras; los garitos están vacíos, los pueblos sin gente; los actores son menos conocidos en el género, sus personajes son auténticos cenutrios por lo que las conversaciones brillan por su ausencia y la acción se dosifica en pos de realzar la poesía; y luego está el otro tipo: el figurativo, o más fantasioso: Grandes figuras para el plantel, acción a raudales, salones llenos de gente: Colorido, pianista, juegos de azar..., las putas son divertidas y guapas: Tiran las ligas al aire para deleite del público y forman cachondeo rápidamente; los guiones pueden ser épicos, muy serios, o como es el caso de Un hombre impone la ley, hechos para ofrecer espectáculo y divertimento, y teniendo en cuenta además cómo trabaja este director, la película contiene buenas dosis de humor.

La acción se sitúa en Progress, una próspera ciudad cuyo nombre lo dice todo. Ya hay coches funcionando aunque sin señales de tráfico ni guardias, es un mundo nuevo que le pilla a traspiés al sheriff Flagg (Robert Mitchum). El sheriff se encuentra con un viejo enemigo que el tiempo les ha suavizado las diferencias, tanto que se reconocen y se tiran los trastos como un viejo matrimonio. Este aspecto de la película, con Robert Mitchum aceptando que en ese nuevo mundo su figura sobra, aporta un aspecto de valor por su simpatía y reconocimiento.

Tenemos en cambio también otra posición ante esta vida nueva que es la del alcalde (Martin Balsam), que por edad también podría estar apartado del juego de la vida y sus novedades, pero como político y alcalde de Progress su espíritu es bien diferente. Son las dos posiciones ante la vida: La del sheriff y la del alcalde. En un film lleno de poesía neorrealista, nunca habría un viejo como el alcalde Wilker, cualquier viejo estaría ya entregando la cuchara como el eremita que vive en la montaña, en cambio, en este estilo de Western, sí tiene cabida el alcalde Wilker que vive la vida como nadie; es una figura de lo más destacable y todas sus apariciones tienen una sorna magnífica. Su sentido político traspasa cualquier sentido poético. Es de un práctico admirable, igual le da su meretriz preferida que su estupenda amante que la gana con su estilo y gracejo en el hablar; su discurrir y toda su amabilidad se gana a la gente también, niños y grandes; más su espíritu optimista y su visión de futuro como si le quedaran más vidas por delante nos lleva a pensar que no sólo será alcalde progresista de Progress, si no que llegará a Gobernador primero y luego a Presidente sin más tardar. Papelón de Martin Balsam.

Buena película sin más. Sin artificios, divertida y colocada entre parajes montañosos preciosos, con una acción convincente sin salirse de lo esperado, de lo que ya sabemos del Western, no falta nada ni sobra nada, todos los elementos bien presentados y en su momento, luego no se puede decir nada malo del hombre que impuso la ley, ni de su amigo, el hombre de negro, ni siquiera de los malos se puede decir nada malo porque cada vez que aparecen nos hacen sonreír, y desde luego menos mal se puede hablar del alcalde Wilker y sus legítimas aspiraciones.
floïd blue
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