Tiene su gracia ver a Batista de protagonista de un thriller calcado a todos los demás de este estilo, hemos visto uno con nuestro amigo Jean Claude, por ejemplo, muy parecido. ¡David Batista! ¡quién te ha visto y quién te ve! Qué tiempos aquellos en los que te pegabas en el ring con El enterrador, Rey Misterio, Triple H, el gran Khali, Finlay, con su enano saltarín, etc, etc, esas luchas libres de la WWE narradas por Héctor del Mar que eran un espectáculo a lo grande. Yo fui a verlos a la plaza de toros de Madrid. Batista era de los preferidos, hacía más de bueno; el público, esos americanos que van a estos espectáculos con sus pancartas y disfrutan más que sus hijos, le adoraba. Y como era popular pues al igual que el amigo John Cena, rodó su película y cumplió. Además contaron con Pierce Brosnan y el producto en sí, no es malo, para lo que quiere ser. No hay novedades, o variaciones que lo hagan diferente al cúmulo de hostiazos, rajaduras, golpes, tiros y sangre, a repartir en un recinto cerrado, pero es que va de eso ¿para qué cambiarlo?