La película tiene muchos detalles meritorios pero en cambio, falla estrepitosamente en su principal base argumental. Esos jóvenes precog, seres con visión de futuro exclusivamente referida a los crímenes, nacidos de madres con problemas de drogodependencia, es algo totalmente impensable, no porque puedan visionar el futuro, que hay que aceptarlo por la regla de la ciencia ficción, sino porque en una sociedad democrática y libre como aparenta ser la de la película, con leyes como las que conocemos, no se puede uno imaginar que tres jóvenes que puedan ver el futuro estén recluidos en una piscina de leche permanentemente, obligados a dormitar y con el objetivo institucional de un aprovechamiento de sus visiones para un fin policial.

Sin entrar si realmente se ha cometido un crimen cuando aún no se ha realizado, pues la víctima sigue viva, resulta chocante que un Capitán de la policía PreCrimen se ponga como a dirigir una orquesta con las visiones de los muchachos sin que a nadie le importe sus estados anímicos y físicos que padecen. Así es que la muchacha, cuando tiene que acompañar por las calles a Tom Cruise, no puede ni andar, y es que en ningún momento se da a entender que surjan voces a favor de la liberación de esos muchachos, porque es evidente el régimen de esclavitud al que están sometidos por causa de esas visiones que tienen.

No tienen un horario, ni se da a entender que perciben un sueldo, y de seguro necesitan atención médica, y sí están esclavizados, algo incomprensible en una sociedad que se supone viene de la presente, concienciada con los derechos de los trabajadores y con las libertades individuales. Ese punto tenía que haberse tratado de otra manera al presentar el guión. Aunque es un film la mar de entretenido, debería haberse tratado el tema de los visionarios sin herir susceptibilidades.