Lo siento por Liam, un actor fuera de serie pero ésta no era su película. El error de casting es tremendo; no ves más que a Liam con el kilt y por lo que sea, no te crees al personaje.

Rob Roy y sus colegas visten de pret a porter, por tanto, con uniforme de falda escocesa hasta la rodilla. Observarán ustedes el fabuloso rosetón de oro que sostiene el cruzado tableado a la altura del escote, la larga caída natural marcando las caderas y la falda abierta que resalta las rodillas naturales de los escoceses. El cinturón es de Luis Vuitton disponible en varios colores. La espada es de fiel acero toledano y las chanclas son del chino de la esquina.

El vestuario no es creíble. Se nota la buena calidad de los uniformes escoceses, y que están disponibles en varias tallas. Luego está el problema que no hay un solo personaje en todo el film que caiga bien. Son todos penosos, deprimentes y el que no, muy malo, malísimo.

No hace falta mucha perspicacia para notar los errores del guión. Los soldados necesitan pasar el lago en barca para llegar a la choza del señor Roy, y en cambio la muchacha embarazada que Mr. Cunningham manda a paseo, llega en un cuarto de hora, toma ya. Si ha cogido el ferry podían darlo a entender.

Liam es muy buen orador y expone sus puntos de vista seria y eficazmente, con frases pomposas; se nota que fue a un colegio de pago. Creo que saldrá elegido en las próximas elecciones. Pero no le voy a votar; estas películas cansan, las ves tan lejanas…, Rob Roy te resulta tan indiferente… Prefiero al hijo de perrilla del marqués de Montrose antes que a Rob Roy, el digno héroe escocés… Me parece una película para aguerridos espectadores de hazañas épicas, de espadas y mucho honor y mucha palabrería.