Qué hipocresía. Qué falta de rigor. ¿De dónde vendrá esta gente tan ignorante? El vecino siempre critica a su prójimo. Esta claro: El mayor burgués es el que comenta que la película es una crítica a la burguesía. Dice lo que ha leído por ahí, lo aprueba por su doctrina simplista, lo pone, se siente satisfecho, cuelga su crítica y hala, a dárselas de entendido. Ése sí que es un burgués, pero de los rancios.

Por favor, no pretendas estar por encima y fumar en pipa criticando a los demás porque otros lo hacen.
Como el comentario para presentar anoche la película por televisión: El burgués va en coche y el obrero en bicicleta... ja, ja, ja. Qué bueno. Que simplista.

Hoy en día, en estos tiempos que corren, eso es tontería en grado sumo. A todo el mundo le gusta vivir bien y cuando uno lo consigue, ten la seguridad que preservará por seguir así.

Muerte de un ciclista va más allá de una simplona crítica a la burguesía. Muerte de un ciclista critica una sociedad sin más, que es la crítica. Una sociedad triste, llena de celos y envidias que evidentemente está patente en cualquier estrato de la sociedad, en cualquier sitio, y en cualquier época, solo que aquí, por el argumento, se utiliza un sector específico de esa sociedad.

Muerte de un ciclista es un estado de ánimo. Por desgracia, esa crítica al descontento general se queda en imágenes que buscan el beneplácito personal del autor, la satisfacción y el posible reconocimiento de la crítica especializada.

En concreto, aquí la pareja protagonista da pena. No hay entre ellos una relación de cómplices que disponen de sus momentos secretos. Él está deprimido y ella no sabe ni para dónde ir. Sus diálogos son repetidos y carentes del interés que se les podía haber imprimido estando, como están, confabulados en el amor y en ese grave accidente.

El marido no es fiel reflejo de los tiempos del macho dominante, que no puede ser engañado porque supondría la ruina moral de su persona dentro de su estatus y dentro de todos los estatus del mundo; no expresa nada de eso. Vacila ante tu mujer, ni siquiera se molesta la película en crear una conexión mínimamente tensa entre el marido y su rival. Nos da igual lo que haga porque se ve que no hace nada.

Ella, Lucía Bosé, por su cuenta no muestra carácter. Sigue el principio de conservación, no arriesga, su personalidad es mínima, sin erotismo alguno aunque sea disfrazado, nula totalmente, por eso la película en sí es demasiado conservadora. La figura del crítico de arte carece de sutileza. Que lejos queda de Clifton Webb, de ser un personaje torturado y torturador y no sólo gesticulante. Y la alumna confunde, confunde con su enérgica protesta y después un inexplicable y tierno "amor" por su profesor que parece que le viene de golpe, una especie de calentón por velar por su situación a pesar de ser el mismo gilipollas que la ha suspendido injustamente.

La madre no tiene mucha fuerza tampoco. El final es facilón. No es nada valiente. Alberto Closas se tortura con su tristeza, y eso es lo que quiere transmitir la película. La desgana por llevar una vida de engaño, que si la amante, que si a la sombra del cuñado, que si no te puedes besar en el circo... Es la desgana de un inconformista que no emociona; en definitiva, la película carece de garra, creo que te da igual lo que les pase a todos.