Destacable por su alevosía y nocturnidad, su violencia y un corrompido ambiente social, comprobamos que no hay nada gratuito en Taxi Driver. Scorsese dirige un film que no desea agradar y de ahí cierto rechazo pero, al mismo tiempo, un evidente magnetismo.

Su ritmo pausado está perfectamente estudiado para crear la necesaria atmósfera intrigante y para, digamos, descolocar al espectador; es una película incómoda, no busca ningún reconocimiento.

El personaje de Travis da para un largo estudio, influenciado psicológicamente por la guerra, es una persona altamente introvertida que lucha por escapar de la coraza que se ha fabricado para no terminar destruido del todo.

Iremos descubriendo su comportamiento, propio de la soledad, mientras surge una fuerte complicidad con el espectador. Extraordinaria de principio a fin.