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Voto de floïd blue:
6
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Intriga. Thriller
Años 70, en plena guerra fría. El fracaso de una misión especial en Hungría provoca un cambio en la cúpula de los servicios secretos británicos. Uno de los defenestrados es el agente George Smiley. Sin embargo, cuando ya se había hecho a la idea de retirarse, le encargan una nueva misión: se sospecha que hay un “topo” infiltrado en la cúpula del Servicio y sólo alguien de fuera puede averiguar quién es. Con la ayuda de otros agentes ... [+]
23 de diciembre de 2011
30 de 49 usuarios han encontrado esta crítica útil
El mundillo de los espías es tan exclusivo que requiere una predisposición especial para entrar en él. Olvídate de la más mínima acción o de atractivos agentes cautivando féminas.
El topo es una obra seria y bien hecha que cuenta con la correcta dirección de alguien que se ha tomado sus molestias para conseguir el ambiente más real que rodea a esta gente, tal vez inspirado en viejos espías como Kim Philby, y al parecer también en una antigua serie inglesa.
La cuestión es como he leído en un periódico sobre este tema, que un espía tiene que ser alguien tan corriente que si por casualidad te fijas en él, a los pocos minutos se te tiene que haber olvidado el careto. Ahora bien, a mi entender, este requisito ha calado hasta en la misma historia consiguiendo que la trama, por desgracia, también pase desapercibida aún estando ahí en todo momento.
Hay un topo al que suponemos se maneja por sus túneles para entenderse con Control, con Carla, con Circus… y que justo un topo es el individuo a quien los reptiles más odian por eso mismo, porque se habla con todos, y eso no lo soportan, y al espectador le interesa saber quien es ese osado topo que pone en jaque a los flemáticos ingleses y es ahí cuando los túneles se convierten en subterráneos muy profundos, cuando se cruzan demasiado los caminos y cuando empiezan a dar la impresión que desaparecen dejando historias incompletas.
El topo es una obra seria y bien hecha que cuenta con la correcta dirección de alguien que se ha tomado sus molestias para conseguir el ambiente más real que rodea a esta gente, tal vez inspirado en viejos espías como Kim Philby, y al parecer también en una antigua serie inglesa.
La cuestión es como he leído en un periódico sobre este tema, que un espía tiene que ser alguien tan corriente que si por casualidad te fijas en él, a los pocos minutos se te tiene que haber olvidado el careto. Ahora bien, a mi entender, este requisito ha calado hasta en la misma historia consiguiendo que la trama, por desgracia, también pase desapercibida aún estando ahí en todo momento.
Hay un topo al que suponemos se maneja por sus túneles para entenderse con Control, con Carla, con Circus… y que justo un topo es el individuo a quien los reptiles más odian por eso mismo, porque se habla con todos, y eso no lo soportan, y al espectador le interesa saber quien es ese osado topo que pone en jaque a los flemáticos ingleses y es ahí cuando los túneles se convierten en subterráneos muy profundos, cuando se cruzan demasiado los caminos y cuando empiezan a dar la impresión que desaparecen dejando historias incompletas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
El personaje de John Hurt empieza avisando que quieren su cabeza, a raíz de ahí el agente Smiley se pone en funcionamiento para buscar un topo en las esferas del Circus, base de operaciones inglesa.
Destacan de entrada las escenas donde perfectamente y con brevedad nos ponen al corriente del fondo de reptiles. Es curioso como los Gobiernos invierten partidas presupuestarias en “fondos de reptiles” que pasan de todos los controles que deberían pasar y sólo para que los gobernantes se sientan informados. Pero, informados… ¿de qué? La impresión es que el gobierno tiene que tener una serie de hombres viviendo al margen del mundo real, cotilleando y descubriendo secretos para en algún momento, hundir a alguien; y para darle un aire de seriedad debida a esta vida, torturan y asesinan a escondidas y en el mayor de los secretos.
Así es que al final un espía se vuelve alguien impersonal, que carece de secretos, para que en ningún momento nadie pueda averiguar algo de él. Porque él sabrá que su mujer le acaba de engañar porque ve a su amigo que se está colocando los zapatos desatados y que su compañero no va a visitar a sus tías los fines de semana como dice, sino que es homosexual y se queda con su amante... Y que esa es la información que le hace fuerte... Que saber cosas de los demás es lo que cuenta. Que alguna cosa se puede contar, porque da igual que se sepa, pero que un topo cuenta lo que no debe a quien no debe, entonces invalida los secretos que cada gobierno o agentes del gobierno poseen y por eso debe ser eliminado.
Todo esto conlleva la soledad más extrema del agente. Hay que evitar toda aproximación, no vaya a ser fotografiado con alguien que el día de mañana esté en entredicho y por tanto pase él también a ser sospechoso...
La película es un alarde de autenticidad pero inflexible, hermética y con un final poco resolutivo.
Destacan de entrada las escenas donde perfectamente y con brevedad nos ponen al corriente del fondo de reptiles. Es curioso como los Gobiernos invierten partidas presupuestarias en “fondos de reptiles” que pasan de todos los controles que deberían pasar y sólo para que los gobernantes se sientan informados. Pero, informados… ¿de qué? La impresión es que el gobierno tiene que tener una serie de hombres viviendo al margen del mundo real, cotilleando y descubriendo secretos para en algún momento, hundir a alguien; y para darle un aire de seriedad debida a esta vida, torturan y asesinan a escondidas y en el mayor de los secretos.
Así es que al final un espía se vuelve alguien impersonal, que carece de secretos, para que en ningún momento nadie pueda averiguar algo de él. Porque él sabrá que su mujer le acaba de engañar porque ve a su amigo que se está colocando los zapatos desatados y que su compañero no va a visitar a sus tías los fines de semana como dice, sino que es homosexual y se queda con su amante... Y que esa es la información que le hace fuerte... Que saber cosas de los demás es lo que cuenta. Que alguna cosa se puede contar, porque da igual que se sepa, pero que un topo cuenta lo que no debe a quien no debe, entonces invalida los secretos que cada gobierno o agentes del gobierno poseen y por eso debe ser eliminado.
Todo esto conlleva la soledad más extrema del agente. Hay que evitar toda aproximación, no vaya a ser fotografiado con alguien que el día de mañana esté en entredicho y por tanto pase él también a ser sospechoso...
La película es un alarde de autenticidad pero inflexible, hermética y con un final poco resolutivo.