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España España · Pasajero 58
Voto de floïd blue:
2
Drama Fernando Robles (Federico Luppi) es porteño, ya ha cumplido los sesenta y es profesor de literatura en la universidad. Enseña a enseñar. Lleva toda la vida casado con Liliana Rovira (Mercedes Sampietro), española, hija de catalanes, que trabaja como asistente social en barrios marginales de Buenos Aires. Se quieren, se respetan, son leales. Nunca se aburren estando juntos, les gusta estar solos. Se conocen profundamente, se aceptan, se ... [+]
28 de septiembre de 2018
5 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vi anoche haciendo un ejercicio de generosidad esta película que ya pintaba mal con el tío ese tan seriote y aburrido y me dije: Seguro que tiene buena nota en Filmaffinity. No falla, ¿por qué? Yo he visto la nota de un usuario, argentino, que puntúa alto las películas, pues las elige, y ha puesto a esta película un 3; una de las pocas que ha suspendido. En lugares comunes no hay nada de nada. Un tío, un profesor que se dedica a dar rollazos de literatura fumando e incitando a sus alumnos a que fumen, siendo la trama que por lo visto quiere mucho a su mujer y se quieren mucho. Cómo si fueran los únicos, claro, ellos son especiales, son argentinos y él es un tío de izquierdas que regala bienes inmuebles al proletariado y despide buenas maneras. Já. Una tontería clásica para aprendices de gilipollas progres. A lo mejor es que la gente se queda contenta por eso y encima porque el tío proclama la libertad, la igualdad y la fraternidad con la bandera francesa, horrible, otro que se cree esas fábulas de ese país tan chupasangre, pues bien que se las crea, pero que pasa ¿qué por eso es mejor persona y hay que valorar más la película? Mentira. La buena persona es la que se preocupa por sus hijos y su familia y vive y deja vivir. Para santos ya tenemos a San José.

Eso sí, a quien le guste el soniquete argentino pues tiene para dar y tomar sin parar, porque esta gente para filosofar y soltar discursitos son únicos. Ahora bien, si tienen que trabajar como poner estacas de cemento para una valla metálica, se dedican a dar con un martillo casero golpecitos para hundirlas en el suelo que es algo ridículo y absurdo, se creen que la gente es tan tonta como ellos, o sea, que así han ido clavando las estacas en la tierra mientras no paran de hablar como cotorras: Pim, pim, pim... Supongo que para el año 2030 habrán acabado la cerca entera... qué digo, ¡una sólo! Qué tonterías madre. Lo más es cuando el amigo profesor le larga una charla de ligoteo a una funcionaria que la deja embobada... ¡y enamorada! Joder macho. El amigo los deja solos avergonzado, y yo casi me voy también. Jamás he visto algo más artificial; miento, sí, he visto muchas cosas así, y ésta es una de ellas.
floïd blue
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