‘El Castor’ es una tragicomedia adulta y también juvenil, para casi todo tipo de públicos que pudiera ser acertada. Pero no convence. Y si en esta cinta no hubiera actuado Gibson y Foster, el resultado habría sido calamitoso. Está bien rematada, pero en ocasiones resulta tan ridículamente absurda que haces más por intentar abortar el visionado, o saber que has fracasado al bajarte la peli por internet o alquilada del Videoclub, que por seguir viéndola. Todo sea por el pequeño Henry, el hijo menor de Walter Black (Gibson), que tiene escenas realmente enternecedoras y divertidas con el muñeco que exhibe su padre, a modo de Álter Ego.

Casi resulta más curiosa ver la trama de Porter, el hijo mayor de Gibson y Foster, que la que mantiene éstos en su duelo por desterrar al amado y temido castor. Muñeco que en ocasiones llega hasta a molestar. Pero conforme se desarrolla la película todo encaja más o menos con la actuación de la mujer del protagonista, Foster. Que pone la pausa y la cordura en la cinta. Que te deja con la sensación de que no se ha ahondado tanto cómo debiera en la actuación de Gibson sin su muñeco Castor, es decir, más en su depresión o recuperación. Que en su Álter Ego.
En definitiva ‘El Castor’ es para mí un pasaje insulso pero que está bien rodado. Con unas escenas y subtramas que llegan, cómo la pictórica y graffitera de Porter con su ligue. Y otras infantiles, exageradamente malas que hacen que tenga un SUFICIENTE clavado.