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Voto de Antonio Morales:
7
Thriller. Drama Henry Hill, hijo de padre irlandés y madre siciliana, vive en Brooklyn y se siente fascinado por la vida que llevan los gángsters de su barrio, donde la mayoría de los vecinos son inmigrantes. Paul Cicero, el patriarca de la familia Pauline, es el protector del barrio. A los trece años, Henry decide abandonar la escuela y entrar a formar parte de la organización mafiosa como chico de los recados; muy pronto se gana la confianza de sus ... [+]
26 de mayo de 2016
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
El entusiasmo de sus exégetas (suelen llamarle “Marty”) se contrapone a la animadversión de sus detractores, la acusación de megalomanía autoral choca contra el elogio de su desbordante energía visual. El punto de encuentro y equilibrio deviene casi imposible, aunque yo siempre busco la equidistancia entre ambos extremos. Su filmografía es extensa y yo veo más luces que sombras, esta es una película apreciable desde mi punto de vista. Se trata de un fresco histórico y social de la vida americana, que no biografía al uso, un estupendo trabajo sobre la condensación/dilatación del tiempo, donde los remansos de calma/paz preludian los estallidos de ira/violencia. “Uno de los nuestros” se postula como la quintaesencia del estilo, febril y rabioso, y se consolida como el apogeo/culminación de las preocupaciones e intereses formales y temáticas de Scorsese.

Basada en hechos reales, el cineasta estaba entusiasmado con el “best-seller” de Nicholas Pilegi, un periodista de la crónica negra, su título era “Wiseboy”. No sólo por el agudo retrato biográfico del personaje sino por su reflejo de la vida cotidiana de la Mafia. El cineasta poseía sus propios recuerdos de su infancia en “Little Italy” e, indudablemente, ese factor nostálgico influyó decisivamente en adaptar el libro. No obstante, la mirada que “Uno de los nuestros” efectúa sobre la Mafia no es precisamente inocente. El film recorre el periodo histórico comprendido entre 1955 y 1980, los acontecimientos se muestran minuciosamente fechados a través de las canciones de su banda sonora, más de 40 títulos con los que el director matiza las distintas épocas correspondientes.

Excelentemente ambientada y con un montaje electrizante, la película resulta amena, aunque, la discontinuidad es el motor de la dinámica narrativa, acorde a los vaivenes de la vida de Henry Hill, al relatar éste en “off” su historia, impregnando al film de su vivaz personalidad, incapaz de controlar su existencia, su propio destino por mor del desenfrenado consumo de drogas. La delincuencia, el gansterismo, la Mafia, el cine negro son temas recurrentes en Scorsese. La trayectoria de Henry (Ray Liotta) acogida al formato de ascenso y caída de un mafioso vocacional, cuya integración en la organización responde a un aprendizaje de la violencia, la corrupción y la extorsión, prisionero de la imagen del gánster como fascinante héroe, avala una metáfora del sueño americano y un comentario del crimen como distorsión del “american way of life”.

A lo largo de tres décadas asistimos cómo, la Mafia se halla inmersa en un proceso de desarticulación organizativa, donde la droga tiene un valor capital. Con todo, persiste el carácter de la Mafia como institución familiar, endogámica, que dicta regla, regula conductas y controla vidas. El ritual de sus ceremonias, el recuento y ejecución de los crímenes, la importancia de los rituales gastronómicos. Todo un estilo de vida… que puede convertirse en una pesadilla obsesiva para alguien como Henry Hill, una vez perdida la confianza de su “tutor”, James Comway (un magistral Robert De Niro). Tampoco quiero olvidarme de un gran Joe Pesci. Aunque muchos intentan compararla con “El Padrino” no se alinea con la épica de Coppola, ni con la tipificación del mito, además, el film de Vito Corleone es mucho más trágico, sombrío y monumental.
Antonio Morales
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