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Voto de Antonio Morales:
8
Musical. Comedia Los hermanos Pontipee son siete rudos leñadores, todos solteros, que viven en una cabaña en las montañas. Su vida cambia radicalmente cuando Adam, el hermano mayor, encuentra novia en el pueblo y se la lleva a vivir a la cabaña. Los demás hermanos deciden, entonces, hacer lo mismo y van a la ciudad en busca de novia. Tan empeñados están en casarse que no dudan en secuestrar a siete chicas y se las llevan a vivir con ellos. (FILMAFFINITY) [+]
10 de enero de 2015
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando leo opiniones sobre el musical o el cine clásico de calidad contrastada, calificándolo despectivamente con expresiones como: “Huele a naftalina”, “Acartonada” u otras expresiones groseras que denigran a quienes las escriben, me suelo preguntar con qué criterios juzgan esa obra. Generalmente desde el desconocimiento absoluto, sin matizar el concepto con el que se juzga. Sin valorar las circunstancias o con criterios de hoy en día, así se juzga desde una perspectiva errónea, dando una visión desenfocada de la obra. ¿Juzgarían de igual modo – salvando las distancias – las pinturas de Velázquez o Goya, la música de Bach o Mozart, la literatura de Cervantes o Shakespeare…?

En el extremo opuesto, se sitúan los ilustrados “gafapastas”, funambulistas de la retórica vacua, que mediante disquisiciones éticas y filosóficas, suelen denostar valores y cineastas por discrepancias sobre conceptos o ideologías que acostumbran a llamar “reaccionarios”. Todos ellos forman parte de un petulante y selecto “Club”, que se retroalimentan de sus reseñas onanistas y metafísicas. Como decía el genial Groucho Marx, ese iconoclasta humorista que con su ingenio se mofaba de la hipocresía social: “Jamás pertenecería a un club donde admitieran a tipos como yo”.

Si hay alguien que continúe leyendo diré, que fue el primer trabajo en Cinemascope de Stanley Donen, maestro del cine musical, y que supuso un tránsito de la comedia musical intimista al film espectacular, aunque sin perder el más o menos perceptible sentimentalismo que caracteriza al cineasta. Disfruta de una coreografía de una vitalidad y fuerza asombrosa, firmada por el gran coreógrafo Michael Kidd. Tiene una inspiradísima partitura musical de Jhonny Mercer, donde el romanticismo y la sensualidad están muy logrados. La adaptación hollywoodiense de "El rapto de las Sabinas" de Plutarco, no es más que una simple escusa para recrear en unos parajes de ensueño, una historia imposible que se hace realidad gracias a la soberbia fotografía y al gran trabajo de Donen que filma un musical lleno de poesía, humor y el espectáculo se dan la mano con una encantadora naturalidad.

Sólo la secuencia de construcción de la casa en el bosque precedida de un ballet es sencillamente genial y rematada con una pelea de antología. Los movimientos de la cámara y el uso del espacio unido al sentido del ritmo, hacen de este musical un espectáculo mágico y divertido. Jane Powell es la mujer protagonista en apariencia frágil pero con temperamento, dándole cumplida réplica al vozarrón de Howard Keel, el leñador enamorado que junto a sus rudos hermanos, protagonizarán un hecho insólito para encontrar pareja, sólo posible desde el humor y la fantasía lógica del musical.
Antonio Morales
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